Es Cerámica Artesa, gerenciada por Pedro Crespo, quien trabaja con 130 obreros, de los cuales el 80% son mujeres.

Crespo considera una importante inversión la capacitación al trabajador, pues las exigencias del mercado internacional, especialmente de Europa (donde envían hasta 300 mil piezas al año), así lo exigen.

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Holanda, Italia y Alemania son los principales destinos de la cerámica. Ellos aprecian diseños autóctonos que propuso desde 1997,  dice Crespo, mientras observa los jarrones y vajillas con mosaicos o aves que se producían en esa época.

Pero el mercado norteamericano es más exigente en innovación, lo que obligó a la empresa a refrescar diseños y hoy predominan las líneas y la diversidad de colores.

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Para el sector de la manufactura en cuero fue más difícil posicionarse fuera del país, pues el mercado exigía mayor producción y mejor calidad.

Por eso, agruparse fue la iniciativa de Juan Malo Jaramillo, gerente propietario de Curtosa, y nació el Grupo Asociativo del Cuero, que aglutina a 20 empresas, entre talleres de costura, curtiembres, calzado y proveedores de materias primas.

Los productos que se exportan son: calzado, marroquería, bolsos y carteras, chaquetas y sombreros. Al momento este grupo emplea a 2.500 personas y genera un similar número de fuentes de trabajo indirectas, según Malo.

El impacto de la producción y la calidad llamó la atención de empresarios de otras ciudades como Quito, Ambato y Riobamba, que tras observar los resultados de la organización empezaron a sumarse al grupo.