Expreso mi preocupación por los sacrificios innecesarios de animalitos, en especial de perros, que han ocurrido en las últimas semanas debido a reportajes presentados con sensacionalismo en algunos medios de comunicación sobre “razas caninas asesinas”.

En vista de la imparcialidad de esos medios, les pido que muestren también la cruda realidad que viven en nuestro país los animales, sobre todo los  domésticos, que muchas veces sufren mayor maltrato del hombre. El propósito es despertar la conciencia de las personas para que den un tratamiento adecuado y humanitario a los animales, también para que se regule el comercio de estos y que en los lugares de venta se los tenga en jaulas y lugares apropiados.

Lorena Zea Riofrío,
economista, Guayaquil

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Pasaba por Samborondón y observé en la esquina de uno de los centros comerciales de los alrededores a un  comerciante de un animal.

Me sorprendió la forma en que lo hacía tan libremente y nadie hacía algo al respecto. Este señor tenía en sus brazos  un perro de raza golden retriever, aproximadamente de unos seis u ocho meses de nacido, al que le había puesto un lazo rojo. No había ningún anuncio junto a él que avisara que estaba vendiendo  ese animal, pero lo que me dejó desconcertada era que al observar al hombre, él me hizo una señal preguntando si quería comprar esa mascota.

Al llegar a mi casa lo primero que hice fue avisar a la Policía Nacional. Necesitaba saber si lo que este señor estaba haciendo era ilegal o no. El gendarme que contestó mi llamada me informó que la venta de animales exóticos era ilegal, pero que de tratarse de un animal doméstico era legal, mas si se lo hacía fuera de un local comercial iba en contra de lo reglamentario.

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Es impresionante la forma en que se irrespetan las normas y peor aún los derechos de los pobres animales. Sé que no es un tema que no se ha visto antes en las calles de la ciudad, ya que unas amigas me comentaron que han observado casos similares en Urdesa.
Sinceramente, espero que las autoridades hagan algo para que la comercialización de animales termine de una vez por todas.

María José Aragundi Giler,
estudiante, Guayaquil

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