Nostalgia e impotencia. Ese es el sentimiento de personas que durante años trabajaron en la fábrica Textil Imbabura, un ícono del cantón Antonio Ante que ahora luce abandonada y en proceso de deterioro.

Esta industria fue catalogada como una de las precursoras del desarrollo anteño y de la región norte del país. Por más de 50 años (entre 1926 y 1980) cientos de personas elaboraron hilos multicolores y telas de algodón que se vendían en todo el país e incluso en Colombia.

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La empresa fue iniciativa de los hermanos españoles Francisco y Antonio Dalmau, quienes llegaron al Ecuador en 1920 y en 1924 decidieron establecerse en esta zona del país.

La Imbabura fue un emporio que dio empleo hasta a mil trabajadores. Además contaba con su propia planta de energía eléctrica y agua potable.

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Daniel Salazar es uno de esos personajes que estuvo vinculado durante años a la fábrica. “Eran tiempos de apogeo y bonanza”, dice y añade que el trabajo era apetecido por los habitantes debido a que había buenos beneficios y también porque les gustaba la disciplina que imponían los españoles, ingleses y alemanes.

Salazar es una de las cuatro personas que aún permanecen en la ex empresa. El hombre funge desde 1987 como depositario judicial (custodio), encargado por el actual propietario que es el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Así como hubo cosas buenas, una mala también marcó a esta empresa. Fue el linchamiento de un técnico español, en 1965, quien al reestructurar la compañía provocó el despido de cientos de obreros. Eso disgustó a la clase laboral, que llena de ira arrastró al extranjero hasta provocarle la muerte.

Salomón Álvarez, un sastre ambateño que vive cerca del lugar desde 1974, también hace una remembranza.

Él fue uno de los favorecidos de la fábrica, ya que le encargaban la elaboración de los uniformes de los empleados, y eso le significaba un buen ingreso para su familia.

El cierre definitivo de la fábrica fue en 1980, debido a que los propietarios tenían una gran deuda por aportes patronales con el IESS y mediante un proceso de adjudicación pasó a manos de ese organismo.

Desde ese entonces, la factoría quedó abandonada.

Al constatar el abandono en que se encontraba, el Municipio de Antonio Ante inició en el 2000 un proceso para conseguir que el lugar sea declarado Patrimonio Cultural, situación que ocurrió el año 2001 con la aprobación del Ministerio de Educación y Cultura.

A partir del 2005 la actual administración municipal inició los trámites ante el IESS para conseguir que el bien sea donado o dado en comodato para trabajar en su conservación.

Ninguno de estos pedidos fue atendido. El IESS solo propone la venta definitiva.

En mayo pasado, el alcalde Richard Calderón solicitó al presidente Rafael Correa la intervención de ese patrimonio para evitar el colapso de la estructura arquitectónica.

El Primer Mandatario dispuso al Ministerio de Coordinación del Patrimonio Natural y Cultural aplicar el decreto de emergencia e invertir fondos para este bien.

Desde finales de septiembre esa cartera de Estado viene realizando trabajos de rehabilitación que tienen que ver con el cambio de cubierta, pilares y restauración de paredes.

Cerca de 500 mil dólares se invierten en las diferentes obras que allí se realizan.

Según Mauricio Ayala, jefe de Cultura y Turismo del Municipio de Antonio Ante, la idea del Cabildo es convertir al lugar en un museo textil y un centro de interpretación cultural, con espacios gastronómicos y de recreación y terapia.

Para cumplir este objetivo esperan llegar a un acuerdo con el IESS para la compra de la anterior Fábrica Imbabura.

Textuales
AÑORANZA

Salomón Álvarez
Sastre del cantón
“El movimiento por la fábrica era intenso. Parecía una gran ciudad. Los comerciantes venían de Quito a comprar las telas en el tren”.