Hace cinco años, cuando una cuarta línea horizontal apareció en su frente, Cody E. Lee supo que había heredado el gen familiar de las arrugas.

“En ese momento me dije: ‘voy a buscar ayuda para esto”, relató Lee, de 40 años de edad, que administra un pequeño negocio, en San Francisco.

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No hace tanto tiempo, esas arrugas podrían haber sido consideradas como signos masculinos de sabiduría o madurez. Sin embargo, ese sentimiento parece estar cambiando y los médicos reportan un flujo continuo de hombres que solicitan inyecciones de Botox.

Muchos de esos pacientes masculinos, entre ellos Lee, se declaran satisfechos con los resultados. Sus colegas dicen que se ve más joven que en una fotografía tomada durante una fiesta de la oficina hace ocho años.

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Los médicos indican que los motivos más comunes de uso de Botox por parte de sus pacientes masculinos incluyen el hecho de verse mejor para fines sociales y románticos, ceder a los exhortos (o exigencias) de su esposa y, de forma tal vez aún más importante, un deseo de permanecer competitivo en el ámbito laboral, particularmente en el caso de quienes trabajan en finanzas y negocios.

Numerosos médicos que vieron el debate de los candidatos a la vicepresidencia estadounidense están convencidos de que Joe Biden puede ser uno de los hombres que recurren al Botox, aunque la gente de Biden lo ha negado.

“En general, las presiones relativas al envejecimiento son mucho mayores para las mujeres”, expresó Alan Matarasso, cirujano plástico de Manhattan. “No obstante, cuando ves un problema en la economía y el número de personas que van a ser despedidas, ahora tienes a un cuarentón o a un cincuentón que busca empleo en los sectores de la publicidad, la banca o los medios”, prosiguió. “La gente tiende a buscar intensidad y juventud. En momentos de desaceleración económica, con frecuencia se ve un mayor interés”.

El procedimiento elimina o reduce las arrugas al paralizar y atrofiar, de forma temporal, los músculos faciales que las provocan.

No obstante, de acuerdo con los médicos, los hombres tienen en general una piel más gruesa y músculos más fuertes, por lo que frecuentemente requieren dosis superiores.

Michael Speaker, consultor médico de 51 años de edad, de San Diego, era estilista cuando probó el Botox por primera vez. “Cuando pasas 22 años frente a un espejo, sabes exactamente cómo te ves”, expresó.

Tuvo una sola experiencia desagradable cuando un médico le inyectó Botox en la barbilla inferior: durante tres meses, lo aquejó un ceceo.

Aún así, la mala experiencia no mitigó el entusiasmo de Speaker. Para permanecer joven, se declara convencido de que “nada funciona tan bien como el Botox”.