Y, sí, hubo lágrimas como Jeff vaticinó. Pero lágrimas contenidas mientras caminaba arropado por cientos de inmigrantes, esos héroes a los que, como él dice, “nadie dará una medalla”, pese a su valía. Pero ayer no era un día para hablar de competición de alto nivel. “La verdadera competición viene ahora, después de 20 años de entrenamiento”, dijo el andarín. Ayer era el día de un atleta rendido a su pueblo.

“Gracias por darme la oportunidad de ir por el mundo y decir que los ecuatorianos somos gente buena, trabajadora, honesta. Gracias a cada uno de ustedes por hacer grande a mi país, Ecuador”, exclamó Jeff.

Publicidad

Tembló la Gran Vía de Murcia. El corazón se encogió. Gritos y aplausos ensordecedores de una romería que sembró las calles de estandartes de la Tricolor y que llegó procedente de lugares cercanos a Murcia.

Walter Soto, pintor-albañil nacido en Machala, arribó desde Totana.
Segundo Saquipay, tío de Rolando Saquipay, tropezó con la figura del atleta en una pantalla de TV. Recorrió 45 kilómetros desde San Javier.
A toda prisa, Miriam Guerra se embarcó en Lorca con las primeras luces del alba. Valió la pena. El hijo predilecto de Ecuador no defraudó. Como siempre.