El viento cambió bruscamente de dirección y de velocidad poco antes que el 20 de agosto se estrellara un avión de Spanair en el aeropuerto de Madrid Barajas causando 154 muertos, cuyas causas aún se desconocen, indicó un piloto testigo del accidente a radio privada Cadena Ser.
La emisora dijo haber tenido acceso a declaraciones efectuadas ante la guardia civil por un comandante de Iberia, que aterrizaba en el mismo momento en que el avión de Spanair se disponía a despegar y que asistió en directo a la catástrofe.
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Según el piloto, el viento cambió bruscamente de dirección y de intensidad en espacio de un minuto, pasando de una dirección de 170° y de una velocidad de 10 nudos a 50° y a 5 nudos.
El testigo, que pilotaba un avión proveniente de Ecuador, también dijo haber visto un pájaro de grandes proporciones a la izquierda y otro a la derecha de la trayectoria del avión en el momento de estrellarse.
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Justo después del despegue, el avión cayó de manera anormal hacia su ala izquierda y luego hacia la derecha, para virar hacia la derecha y perdiendo altitud, continuó el piloto.
Instantes después, el testigo dijo haber visto llamaradas saliendo de la zona del motor izquierdo y de la cola del avión, antes de ver una gran nube de polvo y una gigantesca bola de fuego de más de 100 metros de altura.
La causa de este accidente, la mayor catástrofe aérea en España en los últimos 25 años, es por ahora un misterio.
Los especialistas consideran que este tipo de accidente generalmente se produce por una sucesión de problemas o de averías y que no tienen una única causa.
Al principio, la prensa se refirió a problemas en el motor y en la velocidad adquirida durante el despegue, pero luego la prensa desplegó la hipótesis de un fallo en el sistema de los alerones, que ayudan al despegue del aparato.