La crisis en Georgia reveló el resurgir del poderío ruso y el temor de enfrentar otra ‘guerra fría’. 

Rusia, al utilizar la fuerza para imponerse en el conflicto con Georgia por la república separatista de Osetia del Sur, dio al mundo una señal de que no está dispuesta a tolerar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)  por Europa de Este y pretende recuperar el terreno que perdió como potencia tras la caída de la Unión Soviética.