Según publicó el diario belga Le Soir, Salazar recibió entre el 2003 y 2007 un tratamiento hormonal puntero por problemas de crecimiento, y su evolución era seguida por una pediatra del hospital universitario Reina Fabiola de Bruselas.
La médica, cuyo nombre no aparece en la entrevista, contó al periódico que recibió a su paciente el 27 de agosto, cuando llevaba trece días detenido en el centro para inmigrantes sin papeles 127 Bis, para una consulta prevista de antemano. Salazar llegó al hospital con cinco policías que al final de la consulta lo obligaron a colocarse contra la pared para cachearlo.
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“El personal sanitario se quedó muy impresionado”, asegura la pediatra.
Añade que, tras la revisión, ordenó la hospitalización urgente de Salazar, así como una serie de exámenes complementarios.
Cuando llamó al centro de internamiento para interesarse por el curso dado a sus prescripciones, el médico del 127 Bis le contestó que ella ordenó una hospitalización ficticia “para que el paciente escape”.
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La Oficina de Extranjería dijo que antes de su expulsión, el joven fue reconocido por un médico del centro y un neurólogo del hospital universitario de Gasthuisberg en Lovaina, pero, según la pediatra, no siguieron sus recomendaciones.