Los cuervos y otras aves de su familia, entre ellos ejemplares comunes, urracas y arrendajos, son renombrados por su inteligencia y por su capacidad para florecer en paisajes dominados por los humanos. Esa capacidad puede tener algo que ver con las habilidades sociales entre especies. En Seattle, donde el rápido crecimiento suburbano ha atraído a una próspera población de cuervos, investigadores han encontrado que las aves pueden reconocer rostros humanos individuales.

John M. Marzluff, biólogo de vida silvestre en la Universidad de Washington, ha estudiado a los cuervos y cuervos comunes durante más de 20 años y desde hace mucho se ha preguntado si las aves podrían identificar a cada investigador. Las atrapadas previamente parecían más reacias hacia científicos en particular, y con frecuencia eran más difíciles de atrapar. “Pensé, ‘bueno, es una molestia, pero en realidad no obstaculiza nuestra labor’”, dijo Marzluff. “Sin embargo, luego pensé que deberíamos ponerlo directamente a prueba”.

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Para probar que las aves reconocen los rostros y no la ropa, la forma de caminar y otras características humanas individuales, Marzluff y dos estudiantes usaron máscaras de hule. Él designó una máscara de cavernícola como “peligrosa” y una máscara de Dick Cheney, Vicepresidente de Estados Unidos, como “neutral”. Entonces los investigadores con la máscara peligrosa capturaron y etiquetaron a siete cuervos en el campus de la universidad, en Seattle.

En los siguientes meses, los investigadores y los voluntarios usaron las máscaras en el campus, en esta ocasión siguiendo rutas determinadas y sin molestar a los cuervos.

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Los cuervos no habían olvidado. Les lanzaron más graznidos a las personas con la máscara peligrosa que antes de ser atrapados.

La máscara neutral provocó poca reacción. El efecto no sólo ha persistido, sino que se ha multiplicado en los últimos dos años. Al usar la máscara peligrosa durante una caminata reciente en el campus, dijo Marzluff, fue recibido por graznidos molestos de 47 de los 53 cuervos con los que se topó, muchos más de los que habían experimentado o atestiguado la primera captura.

Los investigadores tienen la hipótesis de que los cuervos aprenden de sus padres y de otros en su bandada a reconocer a los humanos amenazadores.

Después de sus experimentos, Marzluff y sus estudiantes probaron el efecto con máscaras más realistas. Media docena de estudiantes usó máscaras nuevas mientras atrapaban cuervos en varios sitios en Seattle. Más tarde, los investigadores les dieron una mezcla de máscaras neutrales y peligrosas a observadores voluntarios que, sin saber sobre las historias de las máscaras, las usaron en los sitios de captura y registraron las respuestas de los cuervos.

La reacción a una de las máscaras peligrosas fue “muy espectacular”, dijo Bill Pochmerski, uno de los voluntarios: “Las aves se volvieron verdaderamente estridentes, gritando persistentemente y fue claro que no estaban molestas por algo en general. Estaban molestas conmigo”.

Kevin J. McGowan, ornitólogo del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, y Marzluff creen que esta capacidad les da a los cuervos y a las aves de su familia una ventaja evolutiva. “Si puedes aprender a quién evitar y a quién buscar, eso es mucho más fácil que continuamente resultar lastimado”, dijo Marzluff. “Creo que esto les permite a estos animales sobrevivir con nosotros, y aprovecharse de nosotros, de una forma mucho más segura y eficaz”.