Los cuervos y otras aves de su familia, entre ellos ejemplares comunes, urracas y arrendajos, son renombrados por su inteligencia y por su capacidad para florecer en paisajes dominados por los humanos. Esa capacidad puede tener algo que ver con las habilidades sociales entre especies. En Seattle, donde el rápido crecimiento suburbano ha atraído a una próspera población de cuervos, investigadores han encontrado que las aves pueden reconocer rostros humanos individuales.