El presidente de Cuba, Raúl Castro, recibió hoy a los atletas que participaron en los Juegos de Beijing 2008, a quienes su hermano Fidel Castro pidió honrar, tras responsabilizar a la mafia y al mal árbitraje por la salida de la isla de la élite olímpica.

Raúl Castro concurrió con numerosos dirigentes al aeropuerto José Martí de La Habana a recibir al último grupo de atletas de los Juegos Olímpicos, encabezados por los beisbolistas y el campeón de los 110 metros con vallas, Dayron Robles.

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Robles, de 22 años y también recordista mundial, es la nueva figura emblemática del deporte cubano, golpeado en este ciclo olímpico por deserciones de importantes figuras en varias disciplinas pero sobre todo en el boxeo, lo que pesó para que Cuba no alcanzara la meta del puesto 15 en el medallero y cayera al 28, fuera de la élite.

"Aquí estamos todos los que fuimos. No con todos los éxitos que hubiéramos querido ofrecerle al aguerrido pueblo cubano, pero sí orgullosos de haber sido dignos, combativos, disciplinados", dijo en nombre de la delegación el beisbolista Alexei Bell, al aludir a que no hubo deserciones.

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Cuba concluyó con 24 medallas, sólo dos de oro, 11 de plata y 11 de bronce, sin las coronas de béisbol ni voleibol femenino, ni medallas de oro en boxeo, sus tradicionales plazas fuertes desde Barcelona-1992.

En un artículo de prensa, Fidel Castro culpó a la "mafia" y al arbitraje del descalabro, dijo que los deportistas actuaron con "honor", aunque reconoció que el deporte cubano se ha "dormido en los laureles", por lo que se hace necesario una revisión.

"No estoy obligado a guardar silencio con la mafia. Esta se las ha arreglado para burlar las reglas del Comité Olímpico", afirmó Castro, de 82 años, alejado del poder desde julio de 2006 por enfermedad.

Castro dijo haber visto cuando los jueces "les robaron descaradamente" las peleas a dos boxeadores cubanos, dejando a Cuba sin oros en la disciplina que era el real sostén de la isla en la élite.

Aunque la jefatura Deportiva cubana desaprobó la "indisciplina" del taekwondista Ángel Valodia Matos, suspendido de por vida por agredir a dos árbitros debido a su disconformidad en una decisión que lo afectó, Fidel lo justificó.

Estaba "predispuesto e indignado" por la decisión del árbitro, más aún porque a su entrenador "lo habían tratado de comprar", dijo. "No pudo contenerse", aseguró Castro, que pidió "total solidaridad".

Lo juegos fueron televisados en vivo y los resultados desfavorables de las últimas jornadas dejaron un regusto de decepción y derrota en los cubanos, que vieron perder en la final a su equipo de béisbol frente a Corea del Sur, tras vencer convincentemente al rival tradicional, Estados Unidos.

En voleibol femenino, las nuevas 'morenas del Caribe' parecían indetenibles hasta semifinales, donde cayeron 3-0 frente a Estados Unidos y perdieron el bronce con China, quedando sin medallas; pero Castro destacó como una "hazaña" que se ganó a ese país en las eliminatorias.

Al concluir su defensa de todos los jugadores, Fidel pidió a los cubanos "resaltar su dignidad y sus méritos"; no obstante, demandó una revisión y análisis, y responsabilizó a los dirigentes deportivos de confiarse.

"Nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios", apuntó.

Se abre un nuevo ciclo olímpico con la vista en Londres 2012, pero Castro alertó que en la capital británica habrá "importantes batallas" pues "allí habrá chovinismo europeo, corrupción arbitral, compra de músculos y cerebros, costo impagable y una fuerte dosis de racismo".