Investigadores australianos iniciaron este sábado su análisis del Jumbo de la aerolínea Qantas que realizó un dramático aterrizaje forzado en las Filipinas debido a un enorme boquete en el fuselaje.

El Boeing 747-400 volaba a 8.800 metros de altura (29.000 pies) el viernes con 346 pasajeros a bordo cuando de repente sufrió una fuerte sacudida que hizo saltar las máscaras de oxígeno. El avión empezó a descender a velocidad vertiginosa, con objetos que volaban fuera de la cabina debido a un enorme boquete que apareció en el fuselaje.

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El aparato, que se dirigía de Melbourne, Australia, a Londres, realizó un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Manila minutos después. Ningún pasajero o miembro de la tripulación resultó herido.

Cuatro especialistas de la Oficina Australiana de Seguridad de Transporte inspeccionaron el aparato el sábado para determinar que causó el accidente, señaló Ruben Cirón, director de la agencia de aviación civil en Filipinas.

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"Están llevando a cabo su investigación. Ellos son los principales investigadores. Nosotros sólo les servimos de apoyo", dijo Cirón.

El director ejecutivo de Qantas, Geoff Dixon, dijo a los periodistas este sábado que se quedó  horrorizado tras ver las fotos del enorme boquete del avión. Señaló que es demasiado pronto para conjeturar las causas del accidente.

"Hay miles de aviones viajando alrededor del mundo hoy. Las cosas pasan. Algo pasó aquí y no podemos especular más sobre qué pasó", comentó Dixon.

La tripulación acababa de servir una merienda en el vuelo QF 30 después de una parada en Hong Kong cuando de repente oyeron lo que pareció una fuerte explosión. Los pasajeros notaron la descompresión del canal auditivo a medida que ráfagas de aire salían por el boquete de tres metros a un lado del avión.

Autoridades estadounidenses dijeron que no se trata de un ataque terrorista.

Peter Gibson, vocero de la agencia de Seguridad de Aviación Australiana, descartó la posibilidad de que el accidente fuera provocado por la oxidación.