Lágrimas, abrazos y aplausos marcaron el debate y aprobación de la amnistía para 62 comandos que participaron en el “taurazo” el 16 de enero de 1987, cuyo principal líder fue Frank Vargas Pazzos. Allí secuestraron al entonces presidente León Febres-Cordero.

A favor votaron 98 asambleístas y cinco se abstuvieron.

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Con ello, los militares insurrectos recuperarán sus derechos políticos.

Febres-Cordero, que se retiró de la vida política, no hizo ningún pronunciamiento al respecto.

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El informe de la mesa de Legislación y Fiscalización, firmado por once asambleístas a excepción de Diana Acosta (antes PAIS) y Galo Lara (SP), consideró que el “taurazo” fue un “hecho eminentemente político” y que la Ley de Gracia que disponía libertad, devolución de los derechos a los detenidos y baja de penas de reclusión a prisión, no fue acatada por los jueces militares de entonces.

Ximena Bohórquez (HN), Iván Rodríguez (PAIS) y Lenín Hurtado (MPD) apoyaron la amnistía con sus intervenciones en el pleno, calificando al gobierno del ex presidente León Febres-Cordero de “tirano”, “dictador” y “prepotente” y justificaron la actuación de los militares al argumentar que se trató de una “insurrección que nació de las entrañas del pueblo”, “un hecho emblemático en contra de la violación de los Derechos Humanos”.

Luis Hernández (RED) y César Rohón (único del PSC presente en el pleno) coincidieron en que la razón por la que se les puede conceder la amnistía es porque “no se cumplió la Ley de Gracia”; pero no se puede olvidar que fue una “insurrección militar” y “un mal ejemplo” que significó la intervención de militares en la vida política del país. Recordaron que allí también hubo muertos.

Al asambleísta Vladimir Vargas (Prian), hijo de Frank Vargas Pazzos, le aparecieron lágrimas cuando recordó ese episodio de su vida.

“No tienen la más mínima idea de lo que pasaron. No se les dio derecho a la defensa, se ordenaron torturas en sus cuerpos con electricidad, incluso en los genitales, pasaron nueve días incomunicados y luego se los volvió a torturar cuando estaban presos en el penal García Moreno, y después se les convirtió en ciudadanos de segunda categoría sin derechos”, relató el asambleísta. Su padre no estuvo presente por razones de salud.

Aprobada la moción de Bohórquez, en las afueras del recinto constituyente un grito de “viva el comando de Taura” iniciaba la breve celebración de varios ex comandos que junto a sus hijos y esposas esperaban hace tres meses el pronunciamiento de la Asamblea.

Textuales
Opiniones Vladimir Vargas
PRIAN

“Gracias a ustedes (los comandos de Taura) mi padre (Frank Vargas) recobró su libertad”.

Alfredo Pin
SENTENCIADO

“Lo único que hicimos es cumplir con el juramento del soldado, que dice que hay que respetar la Constitución”.