Se hacen llamar “cuidacarros”, “cuidadores de carros”, y algunos “gendarmes de vehículos”. Sus tarifas las ponen ellos a su arbitrio: uno, dos, o más dólares y según hasta el tipo de automotor y el tiempo en que el mismo permanezca estacionado. Se adueñan de cuadras que se llenan de vehículos, y una vez que ya no cabe uno más, se desaparecen para dormitar bajo algún árbol, acostarse en un zaguán, irse a la esquina a chacotear, beber, fumar, hablar por celular; y pasar el tiempo en cualquier cosa, menos en cuidar los carros parqueados al pie de las aceras.

Pero cuando el propietario del vehículo regresa a subirse en su coche, ahí le caen varios “cuidadores” y le meten la mano por la cara para que les cancele por haberles ocupado “su” calle, y si no les paga o les da menos de lo que exigen, ahí sueltan los insultos, golpes al automotor y a su conductor. Sin embargo, cuando nuestro carro es robado o desmantelado, ningún “cuidador” vio ni escuchó nada.

Otros “cuidadores” en cambio ya tienen la calzada bloqueada con palos, piedras, hasta conos plásticos..., para indicar al conductor que si quiere que le retiren esos obstáculos a fin de estacionarse tendrá que pagar por adelantado.

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Con la regeneración urbana y la cantidad de vehículos que hay, son escasos los sitios públicos donde al ciudadano le está permitido estacionarse, pero gente bajo el pretexto de querer “trabajar” se reparte las vías y abusa con total libertad. A los conductores que se parquean mal, la grúa de la Comisión de Tránsito del Guayas se los lleva detenidos muchas veces con carro y todo por infringir la ley; pero a estos alevosos “cuidadores” de carros que también la infringen nadie los frena.

Es una real injusticia y atropello a nuestra escuálida economía que ciudadanos por gestiones, trabajo, estudio, diligencias, etc., que dejamos nuestros vehículos estacionados en espacios permitidos de la calle debamos a cada rato cuando vamos de uno a otro lugar, pagar uno, tres dólares a todo el que se cree “dueño” de las vías. Pedimos a alguna autoridad de la ciudad, provincia o el país que pare a esta gente y acabe con sus abusos.

Javier Piedra,
Guayaquil