Con 80 votos a favor, la Constituyente retiró el cargo de Superintendente de Compañías a Francisco Arellano. Él había renunciado horas antes, tras entrar a la fuerza al despacho.

Piquetes policiales dispuestos por el Ministerio de Gobierno irrumpieron ayer en la tomada sede de la Superintendencia de Compañías, y tras sacar a golpes a sus empleados, permitieron que Francisco Arellano Raffo acceda al lugar, únicamente para renunciar.

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Su segunda renuncia, sin embargo, no fue tratada por la Asamblea Constituyente, que prefirió retirarle con 80 votos (incluidos mayoritariamente los afines al Gobierno) el encargo que le hizo meses atrás.

Arellano fue acusado por los empleados de tomar de sus sueldos aportes para PAIS. Gas pimienta y toletazos utilizaron ayer los gendarmes.

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La Asamblea ayer declaró vacante el cargo de Superintendente de Compañías.

En medio del caos, ayer renunció el superintendente de Compañías, Francisco Arellano, quien ingresó a la fuerza a su despacho, luego de que un grupo de policías abrió paso dejando siete funcionarios heridos, otros asfixiados y dos detenidos.

En tanto en Montecristi, con el voto favorable de 77 asambleístas, la Asamblea Constituyente aceptó el pedido de la mesa de Legislación y removió a Arellano del cargo. No hubo votos en contra, tres asambleísta votaron en blanco y cinco se abstuvieron. Tras resolver el tema y cerrarse la sesión, el presidente de la Asamblea, Alberto Acosta, informó que buscarán un mecanismo para elegir al reemplazo de Arellano.

El 29 de abril pasado, el Tribunal Supremo Electoral lo destituyó por exigir a los empleados del organismo aportes al partido de Gobierno (PAIS); sin embargo, esta semana Manuel Chum, juez vigésimo tercero del Guayas, lo restituyó.

Desde las 08:30, los funcionarios de la Superintendencia armaron un cerco con mujeres que gritaban “fuera Arellano”, “fuera corrupto”.

Treinta minutos después, el intendente de Policía de Pichincha, Mario Cárdenas, apareció con policías que esperaban órdenes del coronel Fausto Carrillo para custodiar a Arellano hasta su despacho.

Llegaron refuerzos y, a las 11:45, Cárdenas y los uniformados forzaron el cerco de 30 personas. Por la presión se rompió la puerta, mientras otros funcionarios gritaban, lanzaban tierra y agua a los policías. Adentro, los empleados fueron desalojados con gas pimienta.

El lugar se convirtió en un campo de batalla, los empleados seguían arrojando tierra, piedras, agua y botellas; poco a poco comenzaron a salir los primeros heridos y asfixiados.

Los más afectados fueron Patricio Corral, quien cayó al suelo y perdió el conocimiento; Luis Chiliquinga, discapacitado que recibió gas y fue arrastrado por sus compañeros para recibir auxilio; Carla Ávila, quien recibió un toletazo en la cabeza, causándole un hematoma.

También resultaron heridos Nelson Villamarín, Vanesa García, Rocío Cabascango y Marco Cruz. Otros 20 funcionarios tuvieron problemas de asfixia.

Ese fue el primer intento de la Policía por abrir paso a Arellano, lo que aumentó la furia de los empleados, que permanecieron hasta las 13:10.
Luego, un nuevo piquete de policías llegó y realizó “un barrido” de funcionarios, para abrir el camino al jeep blanco en el que llegaba custodiado Arellano.

En el segundo forcejeo se detuvo a Henry Cobo y Carlos Ayala, por no retirarse.

Junto a Cárdenas y la directora de Recursos Humanos, Mónica Gavilanes, Arellano anunció a las 13:45 que enviaría su renuncia a la Asamblea, para ahorrar el debate de su destitución. “Estos dos meses que he vivido me han agotado más que los trece meses de trabajar aquí. No quiero causarle problemas a mi gobierno, en cual yo creo y al cual yo he defendido. Hay en la Constituyente un afán de destituirme”, añadió a la prensa.

En la Asamblea, la remoción se adoptó al acoger el informe de la Mesa de Legislación, que recomendó retirar el encargo y declarar vacante el puesto de Superintendente de Compañías. Así el pleno no aceptó la renuncia que les remitió el ex funcionario la tarde de ayer.

Gobierno
El ministro de Gobierno, Fernando Bustamante, afirmó que los funcionarios de la Superintendencia cayeron en “usurpación de jurisdicción y arrogación de funciones”.

Vigilancia
Agregó que mientras la Asamblea no acepte la renuncia, el edificio seguirá resguardado por la Policía.

Polémica
SUPERINTENDENCIA

Calificativos
Como “repudiable animal carroñero”  definió Arellano a los empleados en su primera renuncia.