Falsos mitos hacen creer que consumir pollo puede traer problemas hormonales.
La idea respecto al uso de hormonas en la producción avícola es un mito fuertemente arraigado en algunos consumidores que no conocen realmente el proceso de producción de un pollo, relatan quienes trabajan en la avicultura.
Según el Centro de Procesadoras Avícolas de Argentina (CEPA), no existe en el mundo hormona de crecimiento de pollo en forma comercial y ninguna otra hormona puede hacer crecer a esta especie.
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La hormona de crecimiento del pollo es específica, producida por el propio pollo, solo puede hacer crecer a estas aves y no tiene ningún efecto sobre el ser humano, ni sobre ninguna otra especie, dice el documento publicado en internet.
La razón por la cual no se usan anabólicos hormonales en producción avícola es, sencillamente, porque no funcionan en los pollos -tan jóvenes- que desarrolla la avicultura industrial, dotados de una extraordinaria capacidad de crecimiento, producto de los programas de selección.
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Según el CEPA, el pollo de hoy en día tiene un periodo de crianza muy corto, logrando un crecimiento superior a los 55 gramos diarios, con un peso promedio a la faena de 2,750 kg y un consumo de alimento aproximado de 5,700 kg, siendo el resultado de un intenso programa de selección aplicado por las líneas genéticas a sus pies de cría y a sus abuelos.
Para el médico veterinario José Chico, gerente de ventas de la empresa Nutril, el alimento balanceado que se produce en el país no es otra cosa que una mezcla de granos y subproductos de origen agrícola como maíz, soya, afrecho, algo de minerales y otros ingredientes que ayudan a la eficiencia del animal y su normal desarrollo.
En Ecuador no se utilizan hormonas de crecimiento y nunca se han utilizado como se cree a veces, “no se conoce de dónde sale la idea de que ahora se dan hormonas, nunca se han utilizado”, expresó el técnico.