El saldo es de 25 muertos y 100 heridos, la mayoría inmigrantes de Zimbabue y Mozambique, quienes son acusados de quitar el trabajo a los residentes.
Los inmigrantes acuden a ayuntamientos, iglesias y otros lugares para refugiarse de los violentos ataques.
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El ícono antiapartheid y Nobel de la Paz, Nelson Mandela, ex presidente de Sudáfrica entre 1994 y 1999, dijo que se encontraba triste por el creciente odio a los extranjeros.
El arzobispo Desmond Tutu, también premio Nobel de la Paz, recordó que los estados vecinos fueron los que recibieron a los sudafricanos durante la lucha contra el dominio de la minoría blanca. “No podemos pagarles matando así a sus hijos”, manifestó.
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Los incidentes son una vergüenza para un país que espera animar la visita de inversionistas para la Copa Mundial de Fútbol del 2010.
Sudáfrica, con una población de 50 millones, alberga a unos 5 millones de inmigrantes atraídos con promesas de trabajo en las minas y granjas.