A Trajano Andrade no le gustó que lo hayan excluido de la Comisión de Legislación y Fiscalización, que hasta aspiraba presidir; Mónica Chuji insiste en que muchas de las reivindicaciones indígenas han sido “estigmatizadas”, mientras que Diana Acosta se alejó del bloque desde que Betty Amores la llamó “indigna”, lo cual considera como una injuria no calumniosa grave.

Y también parece haber acentuado la segmentación del bloque en corrientes de liderazgo.

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Por un lado están los autodenominados “correístas”, de la línea del Primer Mandatario; los “larreístas”, afines al ministro de Seguridad, Gustavo Larrea; los Ruptura de los 25, liderados por María Paula Romo; el Foro Urbano, con Virgilio Hernández a la cabeza; y otro grupo de  “sueltos”, en el que está Fernando Cordero.

Un asambleísta invitado a las reuniones de bloque, Carlos Pilamunga (PK), describe esas tendencias así: “Un 40% tiene una visión de largo alcance; un 40% llegó a la Asamblea por Rafael Correa y le obedecen en todo lo que dice y el restante 20% son los que han ido desgranando porque responden a la partidocracia: en ese grupo están los 24 a los que iban a comprar”.