El ex marido de Íngrid Betancourt, Fabrice Delloye, dijo que teme que la rehén “esté a punto de morir o ya esté muerta (...) me pregunto si no disponen de informaciones que ignoramos y que pronto darán a conocer”, dijo Delloye.
La salud de Íngrid Betancourt, rehén de la guerrilla colombiana desde hace seis años, es “muy frágil”, dijo una fuente militar a la AFP. “Las noticias son muy malas. Estoy profundamente angustiado”, admitió el portavoz del Comité de Apoyo en París, Hervé Marro.
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La hermana de la rehén, Astrid Betancourt, estimó que no “hay ningún elemento concreto” que permita “decir que lo irreparable haya pasado” a Íngrid. “Pido a la guerrilla que en caso de que el estado de salud de mi hermana empeore, contacte a las autoridades venezolanas, francesas o suizas” para que estas intervengan sobre el plano médico, suplicó Astrid.
El Gobierno colombiano propuso el jueves la excarcelación de guerrilleros a cambio de la liberación de Betancourt, que sufre hepatitis B y leishmaniasis y ayer, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, dijo que Francia está dispuesta a recibir a los guerrilleros presos que su administración dejaría en libertad a cambio de que las FARC entreguen a los secuestrados que tienen en su poder.
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Además, exhortó a los rebeldes a desertar con los rehenes, al recordar que hay un fondo de cien millones de dólares para el pago de recompensas.