Con profundo asombro leí en la columna ‘Llorar al Revés’, de Tomás del Pelo, cómo pretende a través del abuso de la sátira menoscabar el trabajo político que he venido realizando dentro de la Asamblea Nacional Constituyente.

Este enérgico reclamo es por múltiples razones.

Me permito recomendar que no se agoten las páginas de un Diario tan importante con vacuas afirmaciones y deplorables vaguedades, que estoy convencida no aportan a la labor titánica que como medio de comunicación colectiva afronta actualmente.

Publicidad

Hoy, no solo como asambleísta sino como ciudadana, demando de este medio impreso altura en la confrontación política pública y mesura en el enfrentamiento mediático, pues sin duda, gráficas como esas no solo rayan en el absurdo sino que se vuelven ignominias para aquellos que confiaron en mí como representante para tan elevada función pública. Invito a que la discusión se centre en los temas que realmente interesan a la población, superando complejos y estigmas que solo pueden empequeñecer a un ser humano y, cómo no, a una institución.

Cristina Reyes Hidalgo,
abogada,  Guayaquil