Dimitri Medvedev, el delfín del presidente  saliente ruso Vladimir Putin, se imponía por amplio margen a sus rivales en las  elecciones presidenciales de este domingo en Rusia, según resultados oficiales  parciales.

Con el 50,01% de los colegios electorales escrutados, Medvedev obtenía el  68,2% de los votos, indicó la Comisión Electoral Central.

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Los resultados, que están siendo actualizados en tiempo real por la  televisión rusa, otorgaban al líder del Partido Comunista, Gennadi Ziuganov, el  segundo puesto con el 18,5% de los votos.

"Felicito a Dimitri Medvedev y le deseo éxito", declaró Putin junto a su  delfín en la emblemática Plaza Roja de Moscú, entre las ovaciones de jóvenes  partidarios reunidos para celebrar la victoria con un concierto de rock.

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Mentor y discípulo permanecieron juntos durante el recital, sonrientes y  confiados, al tiempo que la Comisión Electoral confirmaba un triunfo que ya se  daba por descontado de antemano.

Medvedev fue el primero en tomar la palabra, asegurando que "juntos podemos  continuar el camino iniciado por el presidente Putin", que se convertirá en su  primer ministro.

"Juntos iremos más lejos. Juntos ganaremos. ¡Hurra!", clamó el próximo  presidente de Rusia ante los aplausos de la multitud reunida en la plaza, junto  al Kremlin.

Putin defendió además el desarrollo de los comicios, cuyos críticos han  denunciado la ausencia de candidatos liberales, de debates, e incluso presuntas  violaciones durante la votación.

Las elecciones fueron "estrictamente conformes a la Constitución", aseguró  el presidente saliente.

Una opinión no compartida por Ziuganov, quien declaró que recurrirá a la  justicia para denunciar presuntos casos de fraude electoral.

"Tenemos pruebas de falsificaciones y acudiremos a los tribunales",  aseguró.

En la primera vuelta de estos comicios, los otros dos candidatos, el  ultranacionalista Vladimir Jirinovski, totalizaba un 10,6% y Andrei Bogdanov,  un desconocido favorable al ingreso de Rusia en la Unión Europea, apenas  alcanzaba el 1,3% de los votos, según los resultados parciales.

Unos 109 millones de electores estaban llamados a elegir al tercer  presidente de la Rusia post-soviética, después de Boris Yeltsin (1991-1999) y  Vladimir Putin (2000-2008).

A media jornada el nivel de participación había superado el 50%, según la  Comisión Electoral.

No era necesaria ninguna participación mínima para que los comicios fuesen  válidos, aunque la legitimidad del triunfo de Medvedev depende en parte de un  índice alto de asistencia a las urnas.

Tanto el Partido Comunista como una ONG rusa denunciaron varias  irregularidades: la introducción ilegal de papeletas en las urnas a favor de  Medvedev, varios observadores que no pudieron acceder a los colegios  electorales e incluso trabajadores que fueron obligados a votar, amenazados con  sanciones si no lo hacían.

Garry Kasparov, ex campeón mundial de ajedrez y líder opositor ruso, no  pudo acceder a la Plaza Roja de Moscú durante una manifestación para denunciar  la "farsa" de las elecciones porque un grupo de policías antidisturbios le  impidió el paso, constató la AFP.

Cuatro simpatizantes del movimiento de jóvenes opositores Oborona, que  seguían a Kasparov, fueron detenidos.

Dimitri Medvedev votó por la mañana temprano en un colegio de Moscú y se  limitó a hablar del clima. "La primavera ha comenzado", declaró.

En realidad es el supuesto "liberalismo" de Medvedev, en contraposición con  el estilo más bien marcial de Putin, lo que hace preguntarse a los observadores  por la "primavera" política que el muy probable nuevo presidente podría traer  al país.

Omnipresente en la televisión y con el apoyo de Putin, que lo presentaba  como el garante de la estabilidad, Dimitri Medvedev presentaba entre el 61% y  el 80% de las intenciones de voto.

La victoria de Medvedev significa, si se cumple lo anunciado, que Putin se  ocupará de la jefatura del gobierno como primer ministro, lo que da lugar a una  situación inédita que despierta interrogantes.