En declaraciones a la prensa, Santos aseguró que durante estos combates no se violó el espacio aéreo ecuatoriano, pese a que el campamento de las FARC estaba del lado de Ecuador.

Reyes era uno de los siete integrantes del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y en los últimos años se había convertido en el líder más visible del grupo rebelde conformado por unos 17.000 combatientes.

La muerte del jefe guerrillero es el triunfo más importante de la política de seguridad del presidente Álvaro Uribe, quien con el apoyo de Estados Unidos mantiene, desde que asumió el poder en el 2002, una ofensiva contra las FARC a las que obligó a un repliegue estratégico.

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"Es una meta que logramos, pero no nos podemos apartar del camino que es la derrota del terrorismo y la búsqueda de la paz", dijo a Reuters una alta fuente del Gobierno.

Reyes, cuyo verdadero nombre era Luis Édgar Devia, fue un antiguo dirigente sindical que se vinculó a la guerrilla hace alrededor de tres décadas y el Gobierno colombiano ofrecía una recompensa de 2,7 millones de dólares por información que permitiera su captura o muerte.

La operación militar en la que cayó Reyes se produjo cerca al caserío de Teteye, en el selvático departamento del Putumayo, en la frontera con Ecuador.

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El ministro Santos aseguró que el presidente colombiano Álvaro Uribe se comunicó con su homólogo del Ecuador, Rafael Correa, para informarle de la operación, pero no precisó si lo hizo antes o después del ataque.

En el último año las Fuerzas Militares de Colombia han dado muerte a cuatro importantes dirigentes rebeldes de las FARC, entre los que se encuentran Martín Caballero, Tomás Medina Caracas y Jota Jota.

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Las FARC son el grupo rebelde guerrillero activo más antiguo del hemisferio, cuentan con unos 17.000 combatientes y dicen luchar por imponer un sistema socialista en el país de más de 42 millones de habitantes con marcadas diferencias entre ricos pobres.

La muerte del comandante rebelde se produjo tres días después de que el grupo guerrillero entregó a una misión humanitaria liderada por Venezuela a cuatro ex congresistas a los que mantuvo secuestrados durante más de seis años.