Más allá de lo que finalmente se resuelva, lo lamentable en este asunto es la falta de prolijidad de los asambleístas de la mayoría oficialista, que le dedicaron dos mandatos –y largas horas de trabajo– a este tema y todavía no logran una solución satisfactoria, de tal modo que podríamos tener el mandato 5 que corrija el 4, que a su vez modificó el 2.
La inseguridad jurídica con esto es cada vez mayor; ahora resulta que ni los mandatos constitucionales, redactados al amparo de los plenos poderes, son seguros ni estables, y que todo lo que apruebe la Asamblea Constituyente podría ser modificado en cualquier momento.