Falta de insumos no obstaculiza los trámites, pero directivos piden mejor tecnología.
Los ofrecimientos de servicios llegan a quienes se aprestan a ingresar al Registro Civil provincial. “¿Qué documento necesita, cédula, partida de nacimiento...?”. Si hay indiferencia a las voces, las “serviciales” personas insisten, incluso, sujetando los brazos de los usuarios para llamar su atención.
A las 11:00 del viernes pasado, uno que otro usuario acepta la ayuda de los tramitadores para obtener documentos “sin esperar mucho tiempo”, aunque a esa hora no hay aglomeración de público.
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En la dependencia ubicada en la av. Veinticinco de Julio cualesquiera de los trámites se realizarían en máximo 30 minutos, dice José Torres, jefe del Departamento de Cedulación, al tanto que niega que los tramitadores ingresen a su área de responsabilidad.
“Ellos están afuera. Acá no entran”, refiere Torres y agrega que han detectado que los tramitadores llegan incluso a falsificar documentos.
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“El otro día, uno entregó una partida de inscripción falsa a una persona. Lo identificamos, lo hicimos meter preso, pero al otro día ya están otra vez”, señala.
Para Torres, las personas que se dedican a esta actividad son ex empleados que laboraron en el Registro Civil provincial en anteriores administraciones, pues “antes cada jefe provincial traía a su gente”, manifiesta.
Respecto al servicio que ofrece la entidad, Torres reconoce que la carencia de infraestructura y tecnología impide brindar un servicio en mejores condiciones a la comunidad, a la que se atiende entre paredes sucias, y los trámites son obstaculizados, a veces, por cuestiones burocráticas.
A las 12:40, Celia Sagnay esperaba que dieran las 13:30. Explicó que en la oficina número 7, donde se pagan la tasas por cedulación, le dijeron que la atención se retomaría a esa hora, cuando la persona encargada regrese de almorzar.
El Registro Civil provincial atiende a diario entre 300 y 400 personas, de 08:00 a 16:30. Ofrece servicios como cedulación por primera vez, renovación de este documento, inscripciones de nacimiento, celebración de matrimonios, entre otros trámites.
Recauda 150 mil dólares mensuales por venta de especies. Esta cantidad permite solventar el pago de sueldos de los casi 150 empleados, dice Torres, jefe de Cedulación, quien asegura que el Registro Civil provincial no recibe recursos económicos fijos del Estado y que se mantiene a través de autogestión.
Entre su infraestructura, cuenta con cuatro cámaras fotográficas que funcionan con rollos. “Estamos retrasados por décadas en tecnología. Las cámaras no están conectadas a las computadoras. La información se ingresa desde el papel”, comenta.
“Así tengamos toda la voluntad para atender al usuario, sin equipos, sin tecnología no podemos ofrecer mejor atención”, alega.
Respecto a los inconvenientes que tienen los usuarios en la Corporación Registro Civil municipal (que desde noviembre del 2006 atiende a los ciudadanos que nacieron y residen en Guayaquil) cuando sus datos no constan en la base de datos de esta entidad y deben obtener la información en la oficina del sur, Torres desestima responsabilidades.
“Dimos toda la información. Si pasaron por alto los datos de algunas personas, no es responsabilidad nuestra”, manifiesta.
En los últimos cuatro meses no se ha registrado escasez de material que haya obstaculizado los trámites en la dependencia, afirma el funcionario.