Hoy se recuerda un siglo del nacimiento del periodista y difusor del folclore costeño.
Dueño de un privilegiado talento que lo orientó a la investigación y difusión de temas fundamentales relacionados con la identidad nacional, Rodrigo Chávez González consta entre los compatriotas de mayor aporte a la causa de la ecuatorianidad.
Nació en Guayaquil el 26 de enero de 1908 y fueron sus padres el historiador, jurisconculto y periodista Modesto Chávez Franco y Mercedes González Triviño de Chávez.
Estudió en los colegios Cristóbal Colón y Mercantil; cultivó el deporte.
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Como agudo crítico, escritor, dramaturgo y suscitador cultural entregó una nutrida obra literaria, que abarcó la arqueología y el folclore.
En los diarios El Telégrafo y EL UNIVERSO Chávez mantuvo la columna A través de mi lupa, que firmó con el seudónimo Rodrigo de Triana. Escribió en La Opinión Pública, La Prensa y la revista Savia. Militó en el socialismo y sufrió persecuciones políticas.
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La tarea de Chávez González destinada a la investigación y rescate del folclore regional litoralense tuvo relevancia; así, creó la Fiesta del Montuvio y dio paso a la elección de la Criolla Bonita, certámenes que se mantuvieron por décadas y abrieron caminos para nuevas actividades para fortalecer la identidad costeña.
Con el aporte de Guido Garay y otros personajes locales fundó el Cuadro Folclórico Montubio, convertido en pionero de los grupos de proyección estética de la región y en el excelente difusor de las obras que entregó la pluma del infatigable creador.
Fue director de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, subdirector de Trabajo del Litoral y director del Departamento Municipal de Educación; dictó conferencias en muchas ciudades y alentó toda labor intelectual.
Perteneció a entidades cívicas, culturales y periodísticas; recibió reconocimientos de organismos oficiales y de gobierno americanos.
Murió el 24 de mayo de 1981. Una calle de nuestra metrópoli tiene su nombre. Este autor hizo poesía, guiones cinematográficos, melodramas, comedias y otras piezas teatrales; de igual manera canciones, estampas folclóricas, novelas cortas, opúsculos, etcétera.
Sus poemas Anhelos, Palpita corazón y Pregones de Guayaquil fueron musicalizados; entre sus obras llevadas al teatro constan Crispín Cerezo, Machete, garabato y corazón, La dulce piña de Milagro, Los manabitas somo así, Ya llegó Vargas Torres, etcétera. Algunas Estampas Quiteñas son de su autoría.
El martes 29 a las 19:00 en el auditorio del Círculo de Periodistas del Guayas (Cipeg), ubicado en Lorenzo de Garaycoa y Luis Urdaneta, se realizará un acto en su homenaje auspiciado por esa entidad y la Fundación Regional de Cultura Montubia. Se invita al público.