Los ojos de Hillary Rodham Clinton se llenaron de lágrimas y su voz quebró este lunes al conversar con votantes en un restaurante acerca de su campaña presidencial.

La ex primera dama realizaba uno de sus últimos actos de campaña en vísperas de la primaria estatal, en la cual está en desventaja con respecto a su rival Barack Obama, según las encuestas.

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Preguntada por una simpatizante cómo hace para seguir adelante en una campaña tan agotadora, respondió, No es fácil, no es fácil. Y no podría hacerlo si no creyera con pasión que es lo correcto.

He tenido muchas oportunidades maravillosas en este país, afirmó Clinton, con la voz entrecortada. Esto es algo muy personal para mí, no es algo político ni es únicamente público, agregó.

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Yo veo las cosas que ocurren y comprendo que hay que revertirlas. Hay personas que piensan que las elecciones son un juego, que se trata de quién está arriba y quién abajo. Pero se trata de nuestro país, del futuro de nuestros hijos. En verdad se trata de todos nosotros.

Ustedes saben que algunos de nosotros salimos y enfrentamos pruebas muy difíciles. Y lo hacemos, cada uno de nosotros, porque nos interesa nuestro país. Pero algunos de nosotros estamos bien y otros están mal. Algunos de nosotros estamos listos y otros no, dijo.

La candidata sentenció que cuando contemplamos la serie de problemas que tenemos y las posibilidades de que estos se salgan de control, esta queda como una de las más importantes elecciones que jamás haya enfrentado Estados Unidos.

Tan cansada como estoy, y en verdad lo estoy, y tan difícil como es tratar de continuar en las giras con las cosas que trato de hacer, como ejercitarme de vez en cuando y comer bien, lo que resulta difícil cuando la comida más accesible es la pizza, yo creo tanto en nosotros como nación que voy a hace todo lo que pueda para presentar mi caso y, ustedes lo saben, dejar que los votantes decidan, dijo.

Luego de que Clinton habló, varios de los reunidos en el Cafe Espresso la rodearon y le manifestaron su apoyo.