La superstición la mantiene el 26,9 % de guayaquileños. Le sigue vestir de amarillo y rezar.
Aunque la gente lo mire mal o se gane la burla de sus propios vecinos, Alfredo Sánchez, de 62 años, se mantiene fiel a su costumbre de dar una paliza a su monigote minutos antes de que finalice el año.