Soy de la ciudad de Milagro, estudiante y viajo todos los días, y no me gusta la manera en que el  presidente Correa ataca constantemente a no sé qué: ¿el puente?, ¿las fundaciones?, ¿a los pelucones?, ¿a los periodistas?, ¿al Alcalde?

Es notorio que no está conforme con que alguien (el alcalde Nebot) le haga peso político en su Gobierno.

No soy estudiante de Derecho ni activista político, pero me doy cuenta de que está incitando a una pelea entre nosotros mismos.

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En forma general, al pueblo no le interesa mucho el petróleo o las fundaciones, etcétera. Pero cuando se topa con alguna realidad que le afecta directamente, en mi caso la terminal terrestre (que por cierto está muy bonita)... que ahora nos digan que lo van a administrar los pipones centralistas, que lo único que van a hacer es robar y no hacer nada por el usuario o ciudadanía...

Puede que por ahora no podamos hacer nada, ni siquiera salir a las calles. Pero por lo menos podemos escribir. Y como decía Juan Montalvo... “Mi pluma lo mató”.

Israel Darwin Zúñiga Navarro,
Milagro

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Definitivamente, la posición del economista Rafael Correa es insoportable. ¿Por qué su actitud tan disociadora, hiriente y enfermiza contra las acciones que se han desarrollado en Guayaquil?

Ante todo, aclaro que no soy socialcristiana ni enrolada a  algún partido político. Soy una ama de casa que recuerda perfectamente, como muchísimos ciudadanos que vivimos o nacimos en Guayaquil, lo que era nuestra ciudad antes de León o de Nebot y que gracias a esas administraciones hoy nuestros hijos viven en una mejor ciudad de la que vivimos nosotros a su edad.

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Los que habitamos  en esta ciudad estamos orgullosos de ella, no solo por su aspecto externo, sino por su organización estructural que se ve en las diferentes obras como el malecón, aeropuerto, terminal terrestre, regeneración urbana en muchos barrios urbanos y urbano-marginales, los cuales han sido desarrolladas a través del trabajo operativo de las muy mal cuestionadas fundaciones.

Tal vez la clave de la incógnita será que el guayaquileño Presidente de los ecuatorianos no ha vivido lo suficiente en esta ciudad para poder sentir y comprender a los que sí hemos permanecido en ella desde que nacimos. ¿Será que su inversión en tiempo para su formación en el exterior y  haber establecido su domicilio en la capital han sido una muralla que no le permite ver lo que nosotros sí vemos? Si fuera así, es mejor que se retroalimente con sus hermanos, amigos, compañeros y funcionarios guayaquileños del caos del ayer y de la otra cara del Guayaquil de hoy.

Sara Rivera Vallejo,
Guayaquil

Ya es tiempo de que el economista Rafael Correa, presidente de  los ecuatorianos, se disponga a actuar como todo un estadista.

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Por cada situación que él considera que atenta contra su voluntad de llevar como quiere los destinos del país, amenaza con renunciar.  Esto se parece ya al cuento del lobo.

Todo el país quiere verlo cumplir una Presidencia exitosa. Lo invitamos, quienes votamos o no por su candidatura, a que se disponga a trabajar junto a todos por el bien de la patria.

Ricardo Mármol Alvear,
Guayaquil