Casi seis meses después de las elecciones, los partidos flamencos y francófonos siguen sin formar gobierno en Bélgica, empeño del que desistió este sábado Yves Leterme, el político encargado para ello, hundiendo aún más en la crisis a un país que teme por su ruptura.
Leterme, líder de los democristianos flamencos, dimitió de su encargo de 'formador' tras "constatar que no era posible encontrar acuerdos claros" sobre las reformas "indispensables" para Bélgica, según sus propias palabras.
El rey Alberto II aceptó su cese en un lacónico comunicado de palacio.
Leterme, cuyo partido CVD fue el más votado en las elecciones legislativas del 10 de junio, ya había renunciado el 23 de agosto tras ser incapaz de aunar posturas entre flamencos y francófonos de centro-derecha (coalición llamada naranja-azul).
No obstante, el Rey le volvió a encargar la formación del gobierno a falta de otra alternativa.
La causa del desencuentro es el grado de autonomía que reclaman los flamencos (neerlandófonos), mayoría en Bélgica (60% de la población, por 40% de francófonos).
La rivalidad habitual se exacerbó en las últimas elecciones, en las que los partidos flamencos endurecieron sus reivindicaciones.
Y desde entonces han transcurrido casi seis meses con un gobierno en funciones, un récord en la historia del país (independiente desde 1830).
Espoleado por los independentistas del NVA, un pequeño partido aliado al CVD, Yves Leterme quería negociar todo tipo de transferencias para las comunidades, incluida la autonomía fiscal y de la seguridad social.
Puntos difícilmente aceptables para los francófonos, que temen que el vacío de competencias del Estado sea la antesala de la independencia flamenca.
La pelota está ahora en el campo del soberano, pero las soluciones escasean.
Leterme mantiene unas ambiciones claras. Se ha dicho "dispuesto" a ayudar a poner fin a la crisis y su partido, sin el cual es casi imposible una coalición viable en el Parlamento, ha advertido de que sólo entrará en el gobierno si lo encabeza un político de sus filas.
A la espera, Alberto II recibió por la noche al actual primer ministro, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, que despacha desde junio los asuntos corrientes.
Según varias televisiones, el Rey puede encargarle a él comenzar de cero una mediación.