“Hay muchos factores que impiden desarrollar proyectos inmobiliarios: la inestabilidad política (se han caído tantos presidentes) o económica asusta la inversión, la gente no tiene capacidad adquisitiva...”.
Propredios posee, por ejemplo, un terreno en Salinas (de nueve hectáreas urbanizadas) que ya tiene quince años sin desarrollar.
“Hubiésemos querido construirlo en cinco, pero no hemos tenido las condiciones”, dice el empresario.
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Y esos retrasos, a la larga, afectan a los constructores, quienes deben pagar todos los años el Impuesto municipal a los solares no edificados, que asciende al dos por mil del avalúo del inmueble.