La religiosa Evelyn Lamartine, superiora de las dos monjas francesas desaparecidas en Argentina relató en una entrevista divulgada este domingo el "infierno" y la lucha de las religiosas junto a las Madres de Plazo de Mayo en plena dictadura militar (1976-83) a 30 años del secuestro.
"La cosa estaba peligrosa, lo sabíamos, pero no sentíamos miedo, sino bronca", afirmó Lamartine al diario Clarín al rememorar el clima de terror que vivía Argentina donde 30.000 personas resultaron desaparecidas, según organismos defensores de derechos humanos.
Las religiosas Léonie Duquet y Alice Domon fueron secuestradas junto a otras ocho personas en diciembre de 1977 en la Iglesia Santa Cruz de Buenos Aires, cuando participaban de reuniones del grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo, que buscaban a sus hijos desaparecidos.
El encarcelado ex capitán de la Armada (marina) Alfredo Astiz, alias 'el ángel rubio de la muerte', se había infiltrado entre ellas simulando ser hermano de una desaparecida.
"Desde 1976 nos dimos cuenta de que esto iba mal y que en cualquier momento había que aceptar la cárcel o morir", afirmó Ivonne Pierron, otra de las religiosas francesas que sufrió persecución, pero que pudo salvar su vida a instancias del gobierno francés que posibilitó su huída del país.
Lamartine fue la encargada de buscar a Pierron en la provincia de Corrientes (noreste) y convencerla de huir a Uruguay y luego a Europa al presumir su inminente secuestro por su trabajo junto a Duquet y Domon.
"Me di cuenta de que en toda masacre, siempre hay sobrevivientes, no porque no tengan la fuerza para dar su vida, sino porque tenemos que tener en la historia un testigo", afirma Pierron al erigirse como prueba "irrefutable" de lo padecido por los argentinos durante la dictadura.
Los restos de Duquet y cuatro madres de Plaza de Mayo fueron arrojados al mar desde un avión en uno de los llamados 'vuelos de la muerte', que la dictadura utilizó para desprenderse de sus víctimas.
Arrastrados por la marea, los restos recalaron en una playa y fueron enterrados clandestinamente en un cementerio de la provincia de Buenos Aires (centro-este) donde fueron hallados e identificados recién en 2005.
Alice Domon sigue desaparecida.
Las monjas y las madres de Plaza de Mayo pasaron por la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros clandestinos de detención, que albergó a unos 5.000 prisioneros.
Astiz cumple prisión preventiva en Argentina y fue condenado en ausencia a prisión perpetua por un tribunal francés en 1990 por la desaparición y muerte de las dos religiosas.