Está bien, está bien, tal vez no sean las superestrellas, pero una cosa es no jugar tan bien y otra es no tener ese espíritu, temple, determinación, garra y ganas de jugar por Barcelona. Parece que ahora se preocupan más por recibir su cheque y listo. Está bien, ellos tienen que cobrar por jugar por Barcelona; pero en una empresa, porque Barcelona lo es, si un empleado no cumple con las expectativas, el consejo directivo o su jefe inmediato trata de hacer reaccionar al empleado para que desempeñe mejor su papel en la empresa y en caso de que no cumpla aún, este es removido.
Tal vez la mayoría se preocupa por salir en programas de farándula, ir a bailar, frecuentar muchas mujeres, cometer actos indisciplinarios y luego cuando se les llama la atención ellos son más bravos que los jefes, los contratos deberían tener algún tipo de cláusula en el que estipule que si hay mal comportamiento o falta de colaboración, sería removido.
En el pasado, me cuenta mi padre: “Mijo si antes los futbolistas iban a jugar hasta tomados, chuchaquis y jugaban hasta mejor. Lo que pasa es que ya casi nadie que juega en Barcelona ama esa camiseta, ese es el problema”.
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Es que no se dan cuenta el daño que le hacen al fútbol ecuatoriano.
Ayer prendí un rato la televisión y vi un canal que transmitía D. Quito vs. Olmedo, pensé que ya había terminado el encuentro, pero recién iba a empezar, habrá habido unas 500 personas, me causó mucha gracia, la verdad. Entonces vemos que tanto Barcelona como Emelec hacen la diferencia y llevan más público a los estadios. Entonces ¿por qué los jugadores no notan eso, y el resto sí? Los directivos en vez de estar siempre metidos en conflictos y que son uno de los mayores males de esos dos clubes, deberían preocuparse por sacar adelante esos equipos que la mayoría de los ecuatorianos llevan en sus corazones. ¡Viva Barcelona!
José Espín,
Guayaquil