Champán, caviar y una verdadera cama  en primera clase: los 455 pasajeros del primer vuelo comercial del avión  gigante A380 de Singapore Airlines vivieron con lujo "esta nueva página de la  historia de la aviación" entre Singapur y Sidney.

Tras un retraso de 18 meses en la fecha prevista de entrega, el primer  ejemplar del avión de línea más grande de la historia, que despegó del  aeropuerto de Changi en Singapur a las 08H16 locales (00H16 GMT) y aterrizó  menos de ocho horas después en Sidney.

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Entre los pasajeros del vuelo SQ380, cuyos asientos subastados en línea  recaudaron 1,3 millones de dólares para obras de caridad, William Leong  desembolsó 55.000 dólares (38.000 euros) para viajar con siete miembros de su  familia en la clase más lujosa.

Con su padre de 91 años, ocupa una de las 12 suites que ofrece el  "superjumbo", y que incluye un sillón de un metro de ancho, reclinable en  varias posiciones sentado y acostado.

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"Es una verdadera cama. Me hundí dentro", confía Julian Hayward, un  británico que vive en Sidney y desembolsó el precio más caro, 73.000 euros por  dos suites en primera, "para participar en esta nueva página de la historia de  la aviación", según indicó antes del despegue. Hayward ocupaba el jueves de  mañana el lugar 1A.

De color beige y marrón, estas suites, pequeñas cabinas individuales,  poseen una pantalla plana individual de 58 cm que permite mirar una película o  navegar en internet. Colmo del lujo, las cabinas del medio se convierten en una  cama doble para los pasajeros que vuelan en pareja, y cada uno dispone de un  televisor.

"Estoy impresionado", dijo Thomas Lee, proveniente de California. Invitado  para la ocasión por Singapore Airlines, vivió hace 40 años el primer vuelo del  Boeing 747. "El 747 era mucho más ruidoso, los motores aquí son muy  silenciosos", afirmó.

Antes de recibir su certificado, que atestigua haber participado en este  vuelo histórico, los pasajeros degustaron los delicados manjares preparados por  los dos chefs a bordo.

Tras colas de langosta como entrada, regadas con champán Dom Pérignon  rosado cosecha 1996 y foie gras a la sartén, los pasajeros de las suites podían  optar por un magret de pato rostizado u otros platos de inspiración asiática,  entre ellos carne de vaca al wok con salsa de pimienta de Java.

En clase económica, figuraban en el menú róbalo de Chile a la salsa de ajo  y churrasco al vino tinto. Un champán Charles Heidsieck despertaba las papilas,  seguido por vinos australianos y alemanes.

"No lamento haber pagado el precio", confió Leong. "El servicio está a la  altura", estimó.