Esa es la cara y cruz de un fenómeno que tiene un fuerte impacto en la economía británica, según dos estudios publicados hoy.

Según el informe elaborado por el Ministerio del Interior, casi todas las regiones del país tienen dificultades en los sectores de la vivienda, la educación, la salud y la lucha contra el crimen debido a la fuerte inmigración.

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La mitad de las regiones consultadas se quejan de que la llegada de inmigrantes ha aumentado la demanda de viviendas y ha hecho subir los alquileres.

El impacto de la inmigración se deja sentir también en las consultas médicas, en el incremento de la pequeña delincuencia y en lo que aquí se conoce como "comportamiento antisocial", que ha aumentado con los inmigrantes de la Europa central y del Este.

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Frente a esos aspectos negativos, están los positivos desde el punto de vista de la economía y del mundo empresarial.

Así, según el Ministerio de Economía, los inmigrantes son trabajadores más serios que los británicos, están dispuestos a trabajar más horas y faltan menos al trabajo.

Como contrapartida, también ganan más: 424 libras (607 euros) semanales frente a 395 libras (581) que ganan sus equivalentes nacidos en el Reino Unido.

Según los empresarios consultados, los trabajadores nativos son a veces poco fiables en sectores como la agricultura, la hostelería y el catering (servicios de intendencia).

La inmigración contribuyó el año pasado en unos 6.000 millones de libras (6.600 millones de euros) al crecimiento económico del país.

Y entre el 2001 y el 2006, aumentó en un 0.5 por ciento anual la población en edad laboral activa.