Difícil es escapar a la realidad del corrompido y muy pobre desempeño congresual.
Lo que constituye la esencia del clamor nacional –tergiversado por políticos de Gobierno: son sus elementos, con honrosas excepciones, no la institución– de “que se vayan todos”.
Hoy, la indemnización solicitada de un millón de dólares es la elocuente demostración de lo que siempre les interesó, el vil dinero y no los intereses del país; por lo cual actuaron cambiando de “camiseta”, ausentándose para dar quórum o con “conciencia” comprada.
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Fanny Venegas R.,
Guayaquil
La actual polémica sobre los poderes otorgados por parte del mandante pueblo ecuatoriano en la elección de asambleístas ratifica una vez más que la mayoría de la población radicada en el país y hasta los emigrantes piden a gritos un cambio en la conducción de los destinos de la patria.
“La patria ya es de todos”, dice el eslogan de nuestro Presidente, pero con seguridad esa patria ya no será más de aquellos partidos políticos tradicionales que abusando de su popularidad hicieron de su administración un gran negocio que en nada, o casi nada, benefició a la población, por lo que tuvieron su castigo en las urnas. El poder constituyente por elemental lógica siempre estará por encima del poder constituido, no obstante y hasta que se elabore una disposición emanada y aprobada por los recién elegidos asambleístas; estamos obligados a respetar la Constitución vigente.
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Se habla de que los actuales congresistas deben irse de vacaciones. Estoy seguro de que el 99% de la población compartimos esa idea, pero, ¿bajo qué disposición legal se los puede enviar a sus casas?; ellos fueron mal elegidos para cumplir un periodo de cuatro años, pero estoy seguro de que nadie los soportará un segundo más. Recordemos también que ellos fueron los principales actores para que se genere el caos político que actualmente se vive.
¡Más de 60 movimientos y partidos políticos en un país de 13 millones de habitantes! No puede haber tantos actores políticos, no podemos permitir que estemos bajo el imperio del caos por culpa de dirigentes inescrupulosos que no respondieron nunca a las necesidades de la población. Los congresistas se tienen que ir a sus casas, pero por vergüenza propia, no porque nadie los obligue. Que sea esta una decisión consensuada entre los elegidos asambleístas y el Congreso actual, pero por unanimidad, y que se dé la oportunidad histórica a estos nuevos actores de la política ecuatoriana. El poder constituyente está sobre el poder constituido, no obstante se deberá actuar con elemental cordura para poder elaborar la Constitución número 20, teniendo siempre la esperanza de que esta sea la definitiva y tenga la igualdad de derechos y solidaridad para los más desposeídos. No se podrán jamás desmantelar de un plumazo las entidades del Estado (cortes, prefecturas, alcaldías, tribunales...), si no existen estas, estaremos peor que cuando iniciamos la república, el caos total. Razonemos sobre los primeros pasos de esta Asamblea. Hago un llamado al diálogo a todos los vinculados a este proceso, aportemos las mejores ideas para que nazca esa patria soberana que quiere ver el presidente Correa.
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Carlos S. Emanuel Intriago,
economista, Guayaquil