Al igual que miles de aspirantes a emigrar, muchos religiosos latinoamericanos tramitan su visado para poder satisfacer la demanda de guías espirituales en Estados Unidos. La realidad es que los hispanos cada vez son más y los ministros de la fe cada vez son menos.
Aunque no son muy numerosos, la Iglesia Católica ecuatoriana también tiene sus representantes para su comunidad residente en Estados Unidos, que corresponde al 50% de los 2,5 millones de personas que han migrado desde el 2000.
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El arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui, explica que seis sacerdotes de esa curia son guías espirituales de ecuatorianos y otros latinoamericanos en diferentes localidades estadounidenses. “Ellos colaboran con las diócesis de Estados Unidos. Uno de ellos, el más conocido, es el padre Vicente Agila, quien se encuentra en Houston. Otros están en Boston, Los Ángeles, Nueva York y Chicago”, expresa.
En algunos casos, como le explicó a BBC Mundo el sacerdote católico Álvaro Pinzón, es el factor cultural lo que más pesa en la decisión de muchas iglesias de traer a un religioso de América Latina.
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Acota que a veces sus fieles no encuentran en los sacerdotes estadounidenses la comprensión que buscan. “Me dicen: ‘es que fuimos y le dijimos al padre, pero ese era un americano, entonces no nos entendió y no nos valoró lo que le propusimos”, señala Pinzón, y concluye que los religiosos latinoamericanos comparten la cultura con la comunidad hispana.
La tradición católica de América Latina hace que muchos de los que llegan a este país necesiten los servicios de los sacerdotes de esa religión.
Arregui explica que entre la comunidad ecuatoriana los azogueños y lojanos son quienes más demandan la presencia de religiosos de este país y la reciben con mayor satisfacción.
El trabajo que realizan los sacerdotes con la colonia ecuatoriana “es positivo porque tienen un guía espiritual que les orienta y ayuda en esos momentos de nostalgia”, dice.
Aunque por el momento no prevé enviar nuevos sacerdotes al extranjero porque implica un “esfuerzo”, el Arzobispo indica que procura mandar sacerdotes “maduros con sentido claro de sus obligaciones y que no vayan encandilados por el deseo de ganar más dinero”. Los sueldos y beneficios de los religiosos, como seguro de enfermedad, los cubre la localidad adonde van a colaborar.
Edwin Hernández, director del Centro de Estudios Latinos de Religión de la Universidad de Notre Dame, explica a la BBC, sin embargo, que la demanda de pastores ya se empieza a sentir en otras iglesias.
“Las iglesias protestantes evangélicas, en las cuales ha habido incremento de feligresía, y la cantidad de ministros que se educan en el país no son suficientes para cubrir esas necesidades”, dice Hernández.
El reverendo César Ayala, pastor evangélico, señala que tradicionalmente Estados Unidos ha sido un gran exportador de misioneros de todas las religiones. “Cuando se invierten los papeles, y de América Latina viene para acá algún ministro, no es porque el gobierno lo está pidiendo sino porque la comunidad latina está buscando un obrero o un ministro calificado para trabajar con ellos”, acota.