Ibrahim Gambari, el enviado especial de la ONU, no podía hasta ayer hablar con la junta militar.

No hay más protestas en las calles de Rangún y muchos monasterios están vacíos en Birmania, pero las organizaciones de defensa de los derechos humanos están preocupadas por la suerte de más de mil bonzos (monjes budistas) y manifestantes, que fueron arrestados y sobre los cuales no se han emitido noticias.

¿Qué sucedió con cientos de personas arrestadas desde el miércoles en el  marco de la feroz represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad birmanas? ¿A dónde fueron llevados cientos de monjes budistas arrestados en sus monasterios, a menudo durante la noche?

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Entre los detenidos están miembros de la opositora Liga Nacional para la Democracia, de Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, en prisión domiciliaria desde el 2003.

La Asociación de Asistencia a los Detenidos Políticos (AADP), que desde Tailandia sigue el rastro de los presos políticos distribuidos en 43 prisiones en Birmania, estima que unas 1.500 personas fueron arrestadas, de ellas 85 líderes de manifestaciones, más de mil monjes y entre 300 y 400 estudiantes y militantes fueron detenidos”, declaró Bo Kyi, el subsecretario de la AADP.

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Los monjes budistas, líderes de las primeras manifestaciones pacíficas masivas de la semana pasada, fueron desvestidos, “recibieron severas golpizas, patadas y fueron insultados por los soldados”, indicó esta asociación.

La Comisión Asiática de Derechos Humanos sostuvo que “al menos 700 monjes y 500 civiles fueron arrestados y llevados a lugares desconocidos”.

Diplomáticos extranjeros confirmaron que cientos de monjes budistas y militantes que luchaban por la democracia fueron detenidos y conducidos a lugares secretos. Pero el corte de internet y el severo control de las autoridades obstaculizan las verificaciones.

La organización de defensa de derechos humanos Amnistía Internacional manifestó su preocupación ante “un riesgo grave  de tortura y malos tratos” a los detenidos.

Enviado de la ONU
El misterio rodeaba ayer el paradero del enviado de la ONU Ibrahim Gambari, que intenta persuadir a la junta militar, presidida por el general Than Shwe, de finalizar la represión de las protestas pro democracia más grandes en 20 años.

Según el gobierno, Gambari sobrevoló en helicóptero sobre una remota región de Birmania y Than lo recibirá hoy.