Si bien es cierto existe aún la libertad de prensa, pero no la libertad de expresión.
La libertad de expresión es el derecho que tenemos todos para exponer libremente nuestras ideas y dar a conocer nuestro punto de vista para cada problema que se presenta y es de interés nacional; derecho que está decretado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sobre esto, hay medios de comunicación que aportan a ser censurados, ya que unas veces por obtener mayor audiencia se inclinan por el sensacionalismo y por eso el Gobierno sanciona de manera implacable a aquellos que no están de acuerdo con su actuar. Se cree que la libertad no debe tener barreras, y nosotros (público) somos cómplices pasivos porque permitimos que la prensa amarilla haga y deshaga a su voluntad, dañando el nombre de otros.
Aunque sí creo que el presidente Rafael Correa debe demostrar tolerancia, y comprobar con hechos las acusaciones antes de enjuiciar a sus opositores, así como también que los medios de comunicación deben defender la verdad y ser honestos dando criterios formados.
Publicidad
Katherine Pérez Saltos,
Guayaquil
Nadie en su sano juicio puede creer en una democracia sin libertad de expresión. Todos sabemos que uno de sus espacios más representativos es la prensa. Sin embargo, esta se equivoca cuando cree que le asiste “privilegio incondicional absoluto” para criticar la conducta oficial, pese al daño que puede surgir de excesos y abusos.
Desde el caso que enfrentó al presidente Correa con el periódico La Hora, llevó a todo el gremio, o casi todos, a unirse para defender a dentelladas a ese medio, así como lo hizo Bonil respecto a la “expulsión” (para usar el verbo que expuso EL UNIVERSO en un principal titular del 20 de mayo) del editor de Opinión, Emilio Palacio, calificado de “majadero” por el Mandatario. ¿Por qué tanto miedo si creen que les asiste la justicia? El propio Diario EL UNIVERSO publica la cita de Luis A. De Bonald: “Un Estado puede ser agitado y conmovido por lo que la prensa diga, pero ese mismo Estado puede morir por lo que la prensa calle. Para el primer mal hay un remedio en las leyes; para el segundo, ninguno. Escoged, pues, entre la libertad y la muerte”. Entonces el Presidente, si se siente agraviado tiene derecho de buscar un resarcimiento en las leyes como lo sentencia Bonald.
Publicidad
Todos los ecuatorianos somos iguales ante la justicia, y no deben exigir privilegios solo para los periodistas.
Ramiro Serrano Miranda,
Durán
Publicidad