Trabajos. La obra tiene más de 20 años de creación. Destacan los rostros dorados.

Después de un mes de labores, el pasado viernes 3 de agosto se concluyó la restauración del mural con el rostro de Rumiñahui, ubicado en las calles Nueve de Octubre y Antepara, una obra del artista plástico Theo Constante.

Los trabajos se iniciaron tras una aprobación municipal a un costo de 20 mil dólares, un rubro que, según su propio autor, “fue simbólico porque el objetivo fue salvar esta obra que ya tiene 20 años de vida”, expresó Constante.

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Ocho trabajadores y tres ex alumnos del artista planificaron las tareas para culminarlas en 20 días, pero estas se extendieron más de lo previsto.
 
En la obra se destaca la cara de Rumiñahui y los rostros laterales de indios, mestizos, de un español de la época colonial. “Primero realizamos una reconstrucción total de la pátina que estaba muy desgastada, además se implementaron nuevos colores para darle realce al monumento”, explicó el jefe de obra, José Loor.

La superficie recibió un acabado con pintura de esmalte para exteriores, en combinación con el rojo, blanco, negro, azul y plata.

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También se usó pintura metálica en las partes relevantes del mural, además del dorado. “Mezclamos la pintura metálica con purpurina y lacas automotrices para conseguir una tonalidad destacada y con brillo”, añadió Loor.

Constante señaló que la restauración se concentró en toda la estructura metálica, así como en mejorar la resina y la fibra en los diversos sectores que se habían deteriorado por efectos atmosféricos.

El artista hizo esta obra hace poco más de 20 años, por pedido de los directivos del Banco Central del Ecuador de aquel entonces.

“Personalmente elegí a Rumiñahui porque representa la lucha y el carácter de nuestra gente y, además, porque considero que en él está reflejada la lucha y el espíritu vencedor de nuestra raza”, dijo Constante.

Este mural en alto relieve tiene 10 metros de largo por el lado de la calle Antepara y 30 metros por el lado de Nueve de Octubre. De alto, 8 metros.

Para construirlo, el artista se empapó sobre los antecedentes históricos entre 1530 y 1535. “Estudié a detalle sobre cómo eran los rasgos de los españoles, la vida de los indios, sobre las embarcaciones de la época en que vinieron los españoles a nuestras tierras”, refirió.

A lo largo del mural se aprecian también diversos rasgos y símbolos precolombinos que fueron realzados con pinturas doradas y plateadas.