Empresa privada y universidad arman alianza para enviar caracol a España.

Alcanzó la fama con su baba y eso parece no ser suficiente. Ahora como producto quiere llegar al paladar exótico y caro de propios y extraños.  Y  encontró quien lo catapulte: una empresa privada que busca posicionarse en el mercado y una universidad estatal que urge de recursos.

Ambos sectores  decidieron asociarse para intentar vislumbrar un futuro más próspero a través de la producción y exportación del caracol o escargot en lenguaje francés.

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La sociedad, una de las pioneras en la exportación del molusco para consumo humano y no para uso industrial (cremas), tiene la cuna del negocio en un invernadero de 1.500 metros cuadrados, ubicado en Salache (Cotopaxi). Allí, hace casi un año, sembraron alevines (crías de caracol) y el miércoles pasado empezó la cosecha.

Dentro del invernadero existen siete campos –divisiones de 25m de largo por 3,5 de ancho– con 300.000 crías cada uno que miden 7cm de ancho por 6 de alto y que tienen 6 meses de edad, comenta Jorge Tapia, jefe de producción del proyecto de la Universidad Tecnológica de Latacunga.

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La cosecha fue solo del primer campo y el mercado escogido: España. Tapia aspira cosechar todo el año y exportar el producto mensualmente, en un promedio de dos toneladas.

“Es un proyecto que puede ser el principio de la piola para que Latacunga se convierta en un centro de producción de caracoles”, dice Carlos Ochoa, gerente de Helix Lab, compañía que se encargará de comercializar el producto.

La alimentación del molusco no es complicada: a partir del tercer día de nacidos los caracoles desbastan ordenadamente las acelgas, las coles y los nabos chinos, que son sembradas en los invernaderos.

Terminada las hortalizas, que ocurre en dos meses, reciben balanceado, compuesto por harina de trigo, de cebada, de maíz, carbonato de calcio (para endurecer la concha) y soya (para una buena proteína y desarrollo del molusco). Todo elaborado por los estudiantes de la universidad.

Y ¿cómo funciona la relación entre la universidad y la empresa privada?
Helix provee de las crías (las vende a la universidad), la tecnología (para controlar plagas) y la asesoría. La institución educativa pone la mano de obra, los alimentos, la investigación,  la cosecha y cuando ya están listas las vende a Helix, para su exportación.

Hasta el momento no han tenido discrepancias por el manejo del negocio. La inversión llega a los $ 70.000 y no temen perderlo porque el proyecto es rentable, explica Medardo Ulloa, director de proyectos productivos de la universidad.

La ganancia calculada es del 28%, fácilmente recuperable en dos años.
En el negocio de cría de caracoles también están otras empresas como Ecuacaracol. Hay quienes  incluso promueven la cría del animal en los patios de las casas con una inversión inicial de 200 dólares.

Algunos criadores  están incursionando en la extracción de la baba del animal para utilizarla con fines cosméticos por sus propiedades regenerativas.

Detalles

Comercio
La venta de caracoles es por kilos y cada uno contiene unos 80. La Universidad Tecnológica de Latacunga vendió la primera cosecha en $ 2,25 el kilo; la compañía la exportó en $ 22.

Mercados
Los franceses son los que más consumen este animal, pero existe mercado también en España, Chile, Perú, Colombia, Japón. La universidad estima que facturarán $ 35.000 mensuales con la venta de caracoles.

Proceso
La reproducción de los moluscos las hacen en cajas de madera recubiertas con mallas, en donde se han adaptado túneles con plásticos de color negro y grueso para mantener la oscuridad, ya que son animales nocturnos. Un caracol pone 180 huevos.