Los talibanes mataron ayer a uno de los 23 rehenes surcoreanos que tienen secuestrados desde hace una semana en Afganistán, y amenazaron con matar a otros si Kabul no acepta un intercambio de prisioneros, fijando un “último” ultimátum.
“Hemos matado a un surcoreano porque el Gobierno (afgano) no es honesto en sus negociaciones”, dijo telefónicamente el portavoz de los insurgentes, Yusuf Ahmadi.
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El cadáver del rehén surcoreano fue encontrado, acribillado a balazos, cerca de la localidad de Qarabagh, en la provincia de Ghazni (140 km al sur de Kabul), según la policía local. La ejecución es la primera de un rehén extranjero en Afganistán desde abril de 2006.
“Hemos fijado un nuevo y último ultimátum que expira el miércoles (ayer). Si nuestras demandas no son respetadas, mataremos a otros rehenes”, declaró Yusuf Ahmadi.
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La agencia de prensa surcoreana Yonhap, citando a una fuente gubernamental de Seúl, afirmó que ocho de los rehenes habían sido liberados, una información luego desmentida por los talibanes y el gobernador de Ghazni, Mirajuddin Pattan.
“Las negociaciones continúan, pero nadie ha sido liberado”, dijo Pattan.
Los 23 jóvenes voluntarios evangélicos, en su mayoría mujeres, fueron secuestrados cerca de Qarabagh, cuando viajaban en un autocar privado entre Kabul y Kandahar.