El lunes fui a consultar por el cajero, y el valor no estaba disponible. Llamé al dueño de la cuenta y me indicó que de su banco le había debitado el miércoles el valor; es decir, el dinero había pasado ya a las cuentas de mi banco luego de 24 horas de efectuado el depósito. Con esa referencia, acudí el martes nuevamente a verificar en el cajero automático la acreditación, pero tampoco la habían realizado.
Regresé el miércoles 11 (ocho días calendario después del depósito), y efectué la consulta vía cajero automático, y el dinero continuaba en suspenso. Molesto por la pérdida de tiempo y el costo de las consultas por cajero automático (me habían debitado ya $ 2), y preocupado a estas alturas, tuve que perder más tiempo y hacer cola para consultar en ‘Atención al Cliente’ si había alguna novedad con la transacción. La respuesta que recibí fue inaudita: “... el depósito no tuvo inconveniente, es correcto, pero está en espera todavía. Las acreditaciones entre un banco y el otro toman 9 días hábiles; usted debe esperar hasta el 16 o 17 de julio para disponer de su dinero”.
Me quejé con la dependienta, consciente de que ella no establece esas reglas, pero todos los ciudadanos somos burlados por estas instituciones que se apropian de nuestro dinero y establecen supuestas normas o “procedimientos para abusar”. ¿Cómo pueden lanzar campañas proporcionando sus “maravillosos” servicios, si una simple acreditación interbancaria dentro del país tarda? Me imagino lo que pasará con otros servicios más complicados. Increíble que en pleno siglo XXI, inundados de la automatización (de la cual se ufanan), tengamos pésima atención.
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Esta práctica usual en bancos, tiene como propósito el uso del dinero de sus clientes como boya durante varios días, a fin de cubrir de manera unilateral sus requerimientos de capitalización, a costilla de nosotros, los ciudadanos.
Lamentablemente el sistema económico que vivimos y la modernidad nos obliga a utilizar los servicios bancarios, pero prácticas de esta naturaleza detienen a la industria y el comercio.
Todo ejercicio económico precisa manejos transparentes y oportunos; el daño que hacen a la sociedad y la impunidad y descaro con que se manejan, requiere de nuestra protesta y una respuesta de autoridades.
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Oswaldo R. Rosero,
Puerto Ayora, Galápagos