Alejandro Labaka e Inés Arango fueron muertos con lanzas de los tagaeris.
Unas 700 personas realizan una caminata de Quito hasta Coca, en la provincia de Orellana. El motivo: abogar por la naturaleza y la vida, y sobre todo recordar los 20 años de la muerte del obispo Alejandro Labaka y la hermana Inés Arango, asesinados por miembros de la tribu tagaeri hace 20 años.
Con frases como “¿a dónde van los caminantes? A Coca y ¿para qué? Para defender la vida”, los primeros 60 participantes de esta peregrinación, que se inició en Quito el pasado 8 de julio, y que culminará el próximo 21 de julio.
Publicidad
Los caminantes se identifican con gorras, camisetas y banderas rojas. Llevan un lienzo en el cual exhiben el motivo de la caminata por la vida y la paz. A cuestas, una pequeña mochila, en la cual predominan las botellas con agua y materiales para primeros auxilios.
La caminata continúa y también las frases: “Fluye el petróleo y sangra la selva”, “No queremos, no nos da la gana que nos destruyan, la selva ecuatoriana y el Yasuní no se venden”. Las frases hacen alusión a la caminata con la que se recuerda a los dos misioneros.
Publicidad
Labaka y Arango fallecieron atravesados por las lanzas de los tagaeri, en un episodio confuso. Sus cuerpos fueron rescatados por 18 soldados y los padres José Miguel Goldáraz y Roque Grández, quienes trasladaron los cadáveres en un helicóptero hasta Coca.
Los cuerpos estaban clavados en el suelo con lanzas hechas de chonta, que medían más de tres metros de largo, adornadas con plumas de papagayo.
El cadáver de Labaka estaba desnudo, su única prenda era el cumbi, cuerda de lana que ceñida a la cintura sujeta el miembro viril, a la usanza de los huaoranis.
El acta de reconocimiento de los cadáveres fue firmado por Rómulo García, comisario nacional (e) de Orellana; y los peritos Hno. José Elizalde y la Hna. Imelda Pérez.
El cuerpo del Obispo, según el misionero aragonés, sacerdote diocesano y médico Javier Aznárez, presentaba unos 160 orificios, mientras que el de la hermana Inés unos 67.
La matanza de los misioneros se dio en un punto ubicado entre los ríos Tigüino y Cachiyacu, en la provincia de Pastaza, cerca del área de Cononaco, en la zona del Bloque 17 para la exploración petrolera.
En su encuentro por primera vez con los Tagaeri, ellos les llevaron muchos regalos, entre ollas, machetes, hachas, arroz, papas y plátano verde.
Los restos de Labaka y Arango descansan en la pequeña iglesia de Nuestra Señora del Carmen, de Coca, catedral emergente en la selva. Descansan junto al comulgatorio.
Propuestas
La Congregación de Capuchinos en el Ecuador, organizadores de la peregrinación “Caminamos con Alejandro e Inés para defender la vida” esperan llegar a su destino, Coca, luego de caminar 348 kilómetros.
La hermana Marielena Córdova, responsable de la organización, afirma que a través de la explotación petrolera “la selva se desangra” y las posibilidades de vida del hombre se acortan, tomando en cuenta que esa región es considerada ‘pulmón del mundo’. Recalcó que los discursos, que son parte de la caminata, se centran principalmente a la oposición de la explotación del campo Ishpingo Tambococha Tiputini (ITT).
Ayer se cumplió la etapa entre Santa Clara y Tena. A las 13:00 el grupo llegó a esta última ciudad, capital de la provincia de Napo, en medio de una lluvia de regular intensidad y ante la mirada de decenas de curiosos.
El 20 de julio el recorrido será de San Francisco a Coca y el 21, se hará una eucaristía al pie de la tumba de los hermanos misioneros.
Apuntes
En Puyo
Después de la caminata y de llegar a Puyo, los marchantes descansaron en los espacios de Intipungo de la Misión Dominicana de Puyo.
Concurrencia
El 20 de julio se espera que se unan 100 personas que llegarán desde Lago Agrio, Sacha, Shushufindi y Heleno para la vigilia en Coca.
Organizadores
Los autores pertenecen a la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos y Religiosas, Vicariato Apostólico de Aguarico, Familia Franciscana del Ecuador, Hermanas Terciarias Capuchinas y Orden Capuchina en el Ecuador.