Copa América. Cambio de moneda pone nerviosos a ciertos venezolanos en Puerto Ordaz.
Cuando los venezolanos escuchan la palabra “dólares” se dan dos reacciones. Unos miran a los ojos y con seriedad afirman: “no aceptamos dólares” o “está prohibido cambiar”. A otros les brillan los ojos y con nerviosismo miran a su alrededor; en voz baja advierten: “mira chamo, te los puedo cambiar, pero en un lugar más discreto”.
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El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela prohíbe a los hoteles internacionales y a la ciudadanía civil cambiar dólares por bolívares, cuyo cambio oficial es 2.150 bolos (como se conoce a la moneda nacional) por dólar.
Por eso, cuando un extranjero intenta hacer la transacción directa con un venezolano, y no a través de los bancos, que pagan más bajo, los llaneros se aseguran de que ningún miembro de la guardia nacional esté cerca.
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En Ciudad Guayana, una de las zonas más costosas del estado de Bolívar, un almuerzo cuesta $ 8,5, una botella de agua y las carreras de taxi se recargan con el 20% los domingos y feriados. Aquí hay seguidores y detractores de la política del mandatario Hugo Chávez.
Parece que quienes están a favor se manejan con mucha cautela al dar información que creen inconveniente para el foráneo y sí magnifican la labor de su Presidente. En cambio, los opositores no pierden oportunidad para hacer críticas.
“No existe el socialismo del siglo 21, vayan y digan eso en su país”, expresa un comerciante de origen libanés, en su negocio de venta de teléfonos móviles, a los turistas ecuatorianos.
Para algunos, la Copa se convirtió en una pretexto más para hablar mal del Gobierno. “El torneo fue politizado”, dice más de un venezolano y varios ecuatorianos que residen en Puerto Ordaz (sin explicar por qué).
APUNTES: Seguridad
Intimidantes
La presencia de militares en las sedes, canchas y hoteles llama la atención. “En Brasil la seguridad es privada y no hay contacto con el Ejército y sus armas; es mucho más discreto y no tan intimidador”, comentó Rodrigo Paiva, jefe de relaciones públicas de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
Ningún tiro
“Hasta ahora no se les ha escapado ningún tiro, gracias a Dios, y ojalá nunca pase”, remató Paiva.