El primer día, cuando estaba 2-1 en el último set sobre Arthur Ashe,  se suspendió el partido porque no había luz natural. Al siguiente día  no tuve problemas, gane 6-4 y  el compromiso. La gente me sacó en hombros. Recuerdo con humor que cuando pasó la euforia me dejaron en plena 9 de Octubre botado y tuve que tomar un taxi para volver.

El segundo que ganamos fue el dobles. Cuando íbamos 1-0 abajo, Francisco me preguntó: “¿Qué hacemos?”. Pégale a lo que salga, le dije. Pancho metió dos buenos servicios y ganamos el juego y el set.
También el tercero; el cuarto perdimos,  el quinto estábamos iguales, pero al final quedamos 8-6, luego de cuatro horas.

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Perdí con Ritchey en el último día. No era disculpa, ya  les habíamos ganado la serie, pero yo ya quería terminar todo.