El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva inicia el viernes una gira que lo llevará a India y Marruecos y a la cumbre del G-8 en Alemania, con la intención de abrir mercados y de convencer a los países ricos de que la solución a los desafíos del planeta pasa por los biocombustibles.
  
Lula hará el viernes una escala en Londres, donde asistirá por la noche al partido de fútbol entre Brasil e Inglaterra, en la primera presentación de los locales en el nuevo estadio de Wembley.
  
El domingo iniciará en Nueva Delhi una visita de tres días, la segunda en sus cuatro años y medio de gobierno, acompañado por un centenar de empresarios en las áreas de energía, infraestructura, construcción e industria farmacéutica.
  
El primer ministro Manmohan Singh estuvo en Brasil en septiembre pasado, cuando las dos mayores democracias emergentes sellaron una "alianza estratégica".
  
Brasil e India lideran el G-20 que reclama el fin de los subsidios  agrícolas de los países ricos y tienen un foro tripartito de consultas con Sudáfrica (IBAS); integran además, junto a Alemania y Japón, un grupo de países que esperan convertirse en miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU.
  
Pero esos grandes proyectos geopolíticos no se reflejan hasta ahora en los intercambios comerciales.
  
"Queremos consolidar una relación que ya cambió de nivel (...), para que crezca más en términos cuantitativos", dice Roberto Jaguaribe, director del departamento a cargo de Asia y África en la cancillería brasileña.
  
El comercio bilateral pasó de 489 millones de dólares en 2000 a 2.412 millones en 2006, con un superávit de 535 millones a favor de India, que exporta sobre todo gasóleo. Los principales ítems de la facturación brasileña son derivados del petróleo, sulfatos minerales y aceite de soja.
  
Los empresarios brasileños ven a India como "un mercado que presenta oportunidades significativas" pese a que "aún aplica aranceles bastante elevados", dice un documento de la Confederación Nacional de Industria (CNI).
  
Se prevé la firma de acuerdos de cooperación judicial, petrolera y de  defensa, con perspectiva de proyectos industriales, señala Jaguaribe.
  
Brasilia y Nueva Delhi trabajan en proyectos espaciales y nucleares  (centrados por el momento en aplicaciones médicas y agrícolas), aunque no se espera que en esta visita se firmen documentos sobre esos temas.
  
La irrupción de los países emergentes en la escena mundial los colocó incluso en competencia, como en la puja que el grupo indio Tata Steel le ganó este año al brasileño CSN por la siderúrgica británica Corus, por 13.700 millones de dólares.
  
Jaguaribe es optimista, y cree que incluso en el campo de la siderurgia "se vislumbran joint-ventures importantes", sin dar mayores precisiones.
  
Lula promocionará además los biocombustibles, tanto el etanol fabricado con caña de azúcar como el biodiesel extraído de plantas oleaginosas.
  
Brasil e India son los mayores productores de caña del mundo, aunque India "muestra cierta reticencia" al etanol, por temer que afecte al cultivo de alimentos, conviene Jaguaribe, quien sin embargo destaca la posibilidad de usar con ese fin los excedentes de producción.
  
El miércoles 6 en Marrakech, Lula será agasajado por el rey Mohammad VI, que ya visitó Brasil en noviembre de 2004.
  
En las discusiones políticas se abordará la situación en Medio Oriente y Sahara Occidental, dijo un responsable marroquí en Rabat.
  
Brasil aún no se pronunció sobre el proyecto de autonomía que Marruecos propone para solucionar el conflicto con el Frente Polisario, un grupo independentista que cuenta con simpatías en el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
  
Lula llegará a Alemania al día siguiente, montado en el caballo de batalla de los biocombustibles.
  
En sus reuniones en Berlín y en Heiligendamm, donde el G-8 realizará su cumbre el viernes 8, Lula "subrayará la vinculación entre los temas del cambio climático, de la energía y del combate a la pobreza", adelantó su portavoz, Marcelo Baumbach.
  
Pero para ello, claro está, "es necesario que los países ricos incorporen de manera creciente los biocombustibles en sus matrices energéticas", añadió.