Se recuerda que para consolidar la proyección de la gesta del 9 de Octubre de 1820, los próceres José Joaquín de Olmedo, Francisco María Roca Rodríguez, Rafael Ximena, Manuel de Luzárraga, José Villamil y Fernando Vivero pensaron en establecer un medio impreso que ayudara a ese propósito. Roca hizo las gestiones para comprar la pequeña imprenta que estaba en uno de los buques de la escuadra de la Expedición Libertadora del Perú.
Tras las diligencias pertinentes con el comerciante argentino José de Sarratea, propietario de la máquina impresora y de las cajas de tipos, estos llegaron por partes y correspondió a Manuel Ignacio Murillo instalar el taller de impresión, en el edificio de la Casa Consistorial (actual Palacio Municipal de Guayaquil).
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Gracias al denominado Prospecto, cuya redacción se atribuye al Dr. José Joaquín de Olmedo, los guayaquileños conocieron el 21 de mayo sobre la próxima aparición del citado periódico. En efecto, el sábado 26 de mayo de 1821, los vecinos de la ciudad tuvieron en sus manos el primer número de El Patriota de Guayaquil, con un pie de imprenta que decía: “Imprenta de la Ciudad, por M.I. Murillo”.
La impresión era en papel venado, en formato menor de 8 columnas y circulaba los sábados. En ocasiones constaron como tipógrafos J. F. Puga y J. A. Seno, pero Manuel Ignacio Murillo estuvo hasta que el periódico cumplió una labor de extraordinaria proyección.