Activistas rusos por los derechos homosexuales, quienes intentarán realizar una "marcha del orgullo gay" a fines de mayo, se comprometieron el martes a ignorar una inminente prohibición por parte de las autoridades de la ciudad de Moscú.

Una marcha similar fue prohibida el año pasado.

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"El movimiento del orgullo gay es una campaña de derechos muy importante en toda Rusia", dijo Nikolai Bayev, uno de los organizadores.

"Es una manera inevitable y natural para el desarrollo de la sociedad civil", agregó
Efectivos policiales llegaron al sitio de la conferencia de prensa poco antes del inicio diciendo que querían quedarse y escuchar, dijo Nikolai Alexeyev, otro de los organizadores de la marcha.

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La reunión también se vió interrumpida por la diatriba homofóbica de un periodista, que comparó a los homosexuales con los pedófilos.

Otro periodista citó la Biblia y expresó que Rusia no debería imitar los valores occidentales.

Un representante de la ciudad de Moscú dijo que no se permitiría la marcha del orgullo gay, agregando que la decisión sería anunciada oficialmente el miércoles.

Activistas homosexuales indicaron a la prensa que la marcha tendría lugar, según lo planeado, el 27 de mayo, sin importar la decisión de las autoridades.
 
CON TATU, PERO SIN PLUMAS
El parlamentario Alexei Mitrofanov explicó en la reunión que impedir la marcha del orgullo gay sentaba un peligroso antecedente para las prohibiciones a demostraciones de otras minorías y grupos de oposición que a las autoridades no les gustan.

"No hay razones, ninguna, para rehusarse a permitir tal pacífica marcha. No es una actividad extremista, no está prohibida en la Constitución", dijo.

Mitrofanov agregó que el dúo de pop ruso Tatu, que saltó a la fama mundial en el 2003, en parte gracias a su imagen de adolescentes lesbianas, asistiría a la marcha.

"Sería increíble realizar la marcha como se hace en todas partes: una marcha colorida con plumas, como es la costumbre, pero de hecho simplemente haremos una marcha de la tolerancia", expuso el diputado regional Edvard Murzin, que añadió que no es homosexual.

El año pasado la marcha siguió adelante pese a la prohibición. Los activistas fueron detenidos por la policía y sufrieron agresiones de detractores.

En Rusia, que despenalizó la homosexualidad en 1993, ha crecido la tolerancia  lentamente con un puñado de clubes gays que abrieron en las grandes ciudades desde el colapso de la Unión Soviética.

Pero el país no tiene políticos o líderes empresariales de alto perfil abiertamente homosexuales.