Es un gesto que saludamos. El país ha sufrido demasiado las consecuencias de un régimen en el que se consideraba normal que los parientes actúen como representantes o mensajeros de los dueños del poder. Es una de las áreas que requieren cambios radicales, y aunque todavía estemos lejos de haberlo conseguido, al menos hay el anuncio de que se emprenderá por ese camino.
Ojalá que el Ejecutivo se mantenga firme y no permita que en el futuro se utilice cualquier resquicio para evadir su llamado. En más de una ocasión vimos ya cómo el avestruz escondía la cabeza en un agujero pero solo para sacarla por otro.
Cabe esperar, asimismo, que esta actitud se extienda a otras tiendas políticas. Algunas han hecho de esta práctica una costumbre, que despertó más de una repulsa en el pasado, pero recién ahora que soplan vientos de cambio seguramente se la podrá desterrar completamente.