Nicolas Sarkozy obtuvo el 53,20% de los votos, contra el 46,80% de Ségolène Royal, según resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas difundidos por el ministerio de Interior, con aproximadamente un 95% de los sufragios escrutados hasta las 21:30 (hora de Francia), 16:30 (hora de Ecuador).
Con más de la mitad de votos contados, el conservador Sarkozy obtuvo el 53% de los votos en medio de una masiva participación electoral, terminando con las esperanzas de Royal de convertirse en la primera presidenta del país, de acuerdo con cifras del Ministerio del Interior.
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En tanto, las agencias encuestadores también dieron un margen de ventaja del 53% a Sarkozy contra el 47% de Royal, en una jornada en la que hubo una participación del 85% del electorado.
El pueblo de Francia ha elegido el cambio, indicó Sarkozy en su discurso para anunciar su victoria. El carismático pero controvertido candidato de la derecha prometió que será "presidente de todos los franceses".
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Por su parte, Royal admitió su derrota, al indicar que he brindado todos mis esfuerzos y seguiré adelante. Algo ha comenzado y no se detendrá, indicó la candidata socialista ante sus simpatizantes.
Espero que el próximo presidente de la República cumpla su misión al servicio de todo el pueblo francés, dijo.
Tanto Sarkozy _quien dice que debió luchar más para sobresalir por sus raíces extranjeras_ como Royal _madre de cuatro hijos que señala que debió sobreponerse al sexismo_ han representado personalidades novedosas en la política francesa, y han infundido dinamismo a un electorado que busca un nuevo rumbo para el país.
Cambio generacional en el gobierno
Sarkozy recibirá de Chirac una nación con los salarios estancados y una economía debilitada en comparación con las de las otras naciones integrantes de la Unión Europea, con una presencia internacional debilitada y con una gran carga de frustración que comienza a dar señales de peligro en los suburbios pobres y cargados de inmigrantes.
Pero Sarkozy y Royal, o Sarko y Sego como les llaman sus respectivos simpatizantes, tenían fórmulas radicalmente distintas para reavivar la aletargada economía francesa, revertir la influencia declinante del país en los asuntos mundiales y mejorar la vida de los residentes pobres en los barrios residenciales donde numerosos jóvenes, principalmente pertenecientes a minorías étnicas, protagonizaron una serie de severos disturbios en el 2005.
La policía se preparó discretamente para controlar los disturbios que se preveía podrían producirse en los suburbios.
Aliviar las tensiones en los suburbios será uno de los mayores retos para Sarkozy como presidente.